Mi madre huele a llantos, a pañales hervidos, a fiebres y angustias, a primeras palabras, a gateos y pasos. A risas de bebes, a sueños estallando.
Mi madre huele a infancia, a juegos, a carreras, a partiduras de cabeza y fiebres altas, a noches de desvelo. Ella huele a uniformes planchados, a libros bajo el brazo, a tareas y estudios, a becas y escuelas en el campo. A tesis y aplausos, a diplomas, a futuro.
Mi madre huele a almuerzo de domingo, a postres especiales, a meriendas de estudios. Levanta el brazo y flotan olores muy diversos, a Navidades juntos, a todos en la mesa, a vengan pronto que se enfría el potaje. Ella huele a familia reunida, a uniones y desvelos.
Mi madre huele también a sueños rotos, a actos de repudios, a lágrimas sin consuelo, a futuros perdidos. Sin saberlo mi madre huele a intentos de salida, a reinventarse vidas, a brazos que sostienen.
Mi madre huele a empeños, a esfuerzos, a ese no darse nunca por vencido. La abrazo y de su cuerpo breve, escapan olores especiales. Ella huele a pasado y también a futuro. Huele a adioses y a holas, a largas bienvenidas y cortas despedidas, a vuelvo pronto, no tardo, a espérame por siempre.
Mi madre huele a ciudades que ni siquiera conoce, huele a La Habana, a Madrid y también huele a Miami. Ella huele a lugares que solo existen en sueños y regala ese olor como prueba que existen. Entre mezclas de olores vive intensa y precisa, anunciando en el gesto, el olor a esperanza, a sonrisas, a ganas, a darlo todo siempre.
Mi madre huele a vida, a siglos, huele a mi Isla, a mares, a olas gigantescas, a alientos y alegrías. Sabe esconder muy bien olores de tristeza, los disfraza y oculta con mantos de ternura, no me deja notarlos, aunque sepa que existen.
Mi madre huele a llamadas los domingos, a cartas, a fotos estrujadas. La conforman y sostienen olores de regresos, olores de cariño, de amor de mucha gente. Mi madre huele a gloria, a patria, a promesa y en ese olor preciso se mantiene en el tiempo, perfumando mi vida, mis viajes, mis intentos.
Nuestra Concha huele a la mama de todos. Despues de conocerla comer su comida, conversation de tarde sostenida, Risas de complicidad Ese olor jamas lo olvida
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Gracias, un abrazo!
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Wow, hermoso lo que escribes.
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Belloooo,tengo a mi mami conmigo pero igual,huele a mi vida,hermoso,como todo lo que escribes…
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Asi son las madres, huelen a nuestras vidas, son nuestra vida. Gracias.
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Y muchas huelen a padre a falta de uno. Muchas gracias por ese bello escrito. Un saludo fraternal.
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Tengo un escrito que habla sobre eso; Felicidades mamá, en el día de los padres.
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Lindo hermano,asi huelen ellas siempre,aun despues de su partida,si lo sabre yo.Para Concha nuestro abrazo y que pronto podamos disfrutarla en esta otra orilla…ahi si que llego a Miami en balsa…jajajaja un beso.
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Huelen a nuestras vidas.
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Reblogged this on AdriBosch's Magazine.
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Bello, esos olores no se olvidan….
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Imposible olvidarlos; son nuestra vida.
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Hermoso.
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Gracias, un abrazo.
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Bien fuerte Habanero, no lo acabé, ya lloraba, pero igual deja una mezcla de logros y tristezas que solo uno pude explicarse, aunque ella no me exigió un final feliz pa sus dias yo me atreví a sorprenderla y ya llevo un año y 3 sin verla, espero me aguante un chance mas a ver si logro esta meta. Buenas letras mio, sigue asi
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Eso son nuestras madres, nuestras vidas.
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Enhorabuena por su existencia, por darte tanto aliento para vivir. Me he emocionado con esas palabras tan sentidas hacia tu mamá y me has hecho recordar a la mía, ya casi cinco años sin ella, porque todo cuanto se refiere al amor hacia las madres revive aún más sus recuerdos .
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El olor de nuestras madres, siempre esta con nosotros.
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Qué hermosa semblanza!!! Tu texto me recordó a mi madre también…
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Gracias. El olor de nuestras masres nos acompaña siempre.
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Tambien estoy lejos de la mia,tambien esta en la habana,lindo
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El olor de nuestras madres, está con nosotros.
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