Desde que Diana quedó embarazada sabía, presentía que sería un varón. Estaba feliz, radiante, esperando su primer hijo. A pesar de su juventud, Diana era una mujer madura, de esas que saben lo que quieren y luchan por ello, con un corazón enorme, capaz de dar albergue a todo el amor del mundo.
Cuando le dijeron que el bebé sería una hembrita, se sorprendió, estaba segura que traía un varón, pero no por ello dejo de amarle y esperar con ansias el momento de tener a su hija en sus brazos.
Luisita nació y Diana estaba feliz con su hijita, orgullosa y llena de ilusiones. Una hija que sería su amiga, se entenderían muy bien, lo sabía.
Luisita creció, siempre prefirió jugar con sus amiguitos, correr y mataperrear con ellos por las calles del barrio, como uno mas del grupo. Jugaban a los bandidos, a los cogios, a subirse a los árboles, mas de una vez tuvo que correr Diana al hospital por partiduras de cabeza y hasta fraturas de Luisita.
Un día una amiga le dijo a Diana.
-Ay mi amiga, ¿Tú no ves algo raro en Luisita?
-¿Raro? No, es una niña completamente sana y con muy buenos sentimientos, mejor no la quiero.
– No me refiero a eso mi santa, yo sé que esa niña es de oro puro. Tú no te has dado cuenta que se viste como varón, y juega como varón, es algo más que ser marimacha.
– Si me he dado cuenta, soy su madre y a una madre no escapa nada. Sólo la dejo encontrar su camino en la vida, sin imponerle reglas, ni tabúes, que crezca feliz eligiendo su camino y lugar en la vida. Cuando vamos a comprar su ropa, la dejo elegir, sus juguetes los elije ellas; es su vida y sólo ella tiene derecho a vivirla. No seré yo quien le imponga un futuro a mi hija.
-La verdad que te admiro, si a mi una hija me saliera de esas de pan con pan; tortillera, me daba un yeyo y tú lo coges todo tan tranquila.
-Primero que todo, Luisita no es lesbiana, tortillera como tú dices. Yo creo que nació en el cuerpo equivocado, que es un chico atrapado en el cuerpo de una mujer, pero eso sólo lo dirá el tiempo. Mi hija o mi hijo, encontrará su lugar en el mundo y cualquiera que sea estaré siempre a su lado, con el mismo orgullo del primer día que le parí.
-Tú eres una mujer que se manda y se zumba, una cojunua mi amiga, contigo hay que joderse y sabes qué, te admiro; gente como tú hay pocas, por eso todo el mundo te quiere y te respeta en todo el barrio.
– Déjate de guataqueria y vamos p’ la cocina, voy a colar café.
Asi, poco a poco, Luisita se hizo “mujer”, cumplió sus 18 años. Estrenó una camisa a cuadros, jeans y unas botas que Diana logró comprarle para complacerla. Cuando Luisa salió del cuarto vestida para salir con sus amigos, Diana la besó y le dijo.
– Ay mi hijita, cada día estas mas linda.
-Mamá, me gustaría que me llamaras Luisito y me trataras como a un hijo. No me siento mujer, me siento hombre, pienso y actuó como un hombre, no me considero gay mamá, me siento hombre. Yo no soy una mujer que le gustan las mujeres, soy un hombre encerrado en este cuerpo, luchando por escapar de él.
-Siempre lo he sabido mi hijo, siempre, pero tenía que esperar por ti, que tú decidieras, dejarte elegir libremente tu lugar y tu camino en la vida. Ven, sientate a mi lado o mejor en mis piernas, como cuando eras chiquito y mis brazos bastaban para protegerte del mundo.
-Mamá, mamá, eres de oro, la mejor madre del mundo, estoy tan feliz y orgulloso de ti. Sólo me preocupa papá.
-Soy yo la que esta orgullosa de ti, de que tengas el coraje de luchar por ser quien quieres ser. Yo no podré protegerte de todos, ni de todo, pero siempre me tendrás a tu lado, incondicionalmente. No te preocupes por tu padre, ya hemos hablado sobre esto y no lo elegí como padre de mis hijos por gusto.
– Mamá, yo siempre pensé que esto no tenia remedio, que tendría que conformarme con vestir y actuar como hombre, sin llegar a serlo nunca. Anoche, en casa de Yazmani, vi un video y leí la historia de Laith Ashley de la Cruz, es un hombre mamá, un machazo, trabaja como modelo, pero nació mujer, como yo. Luchó duro, se enfrentó a todos y hoy es un hombre que se come el mundo. Saber su historia me hizo ver el camino a seguir; mamá, quiero ser hombre, transformar mi cuerpo del todo y ser macho, macho de verdad. ¿Me ayudarías y apoyarías en este difícil camino que voy a iniciar para ser realmente un hombre?. No sé para que pregunto, si sé la respuesta. Mamá, quiero comenzar a cambiar del todo, quiero ser un hombre pleno, un macho mamá.
-Estaré a tu lado mi hijo, pero no sólo para tomar tu mano y decirte aqui estoy; lucharé junto a ti por lograrlo, hijo mío. Tu padre, yo y tu hermano, estaremos contigo, no lo dudes.
Se abrazaron muy fuerte, uno de esos abrazos capaces de sellar alianzas y vencerlo todo; un abrazo que asegura victorias.
Poco a poco Luis, como ya lo llamaban todos, comenzo a cambiar. Primero tratamiento de hormonas, operaciones, atención de sicólogos, no era fácil , pero Luis sabía que lo lograría ; tenía una voluntad de hierro y buenos aliados a su lado.
Una tarde, conversando con su mamá le dijo.
-Mamá me siento bien, cada día mas fuerte y seguro. ¿No te arrepientes que tu hija sea ahora un hombre, no se te han perdido sueños en el camino?
-No mi hijito, un hijo o hija, siempre es nuestro, tome el camino que tome. Sentiría verguenza de ti, si fueras una mala persona, un ladrón, un asesino, tú no elegiste nacer en el cuerpo equivocado. ¿Sabes que cuando estuve embarazada de ti estaba seguro que traía un varoncito? Parece que al final no me equivoqué y mi hija encontró el camino para ser mi hijo. Estoy feliz por ti, por tu fuerza, por no darte por vencido, eres un hombre mi niño; todo un hombre.
-Gracias mamá, gracias, sin ti todo hubiera sido distinto, difícil y duro.
-Para eso estamos las madres mi niño, para luchar con dientes y uñas por nuestros hijos. No me des todo el mérito, tu padre, tu hermano y tus abuelos han hecho lo suyo. Todos hemos estado junto a ti. Eres lindo Luisito, lindo, fuerte y bueno, te mereces este triunfo.
-Gracias mamá , gracias, te amo tanto.
Se abrazaron, madre e hijo, seguros de su amor y sus victorias
La historia es real, yo sólo la conté a mi manera. Mis respetos y admiración para Román y para esa madre con un corazón, donde cabe todo el amor del mundo.
Bella historia transmitida en tus palabras y una madre digna d imitar y admirar,muchos padres deberian d hacer lo mismo en vez d repudiar a los hijos ,yo al menos pienso como ella ,lo q no puede es ser una mala persona tu hija o hijo
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Asi es mi libélula, besos.
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Cómo siempre, maravilloso. .Esa es una madre de admirar. .Que valentía ..Que corazón y cuanto amor.
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Una madre con un corazon, donde cabe todo el amor del mundo
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Que facilidad tienes para escribir cuando algo se presenta,en tu camino.
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Despues de conocer la historia de Román, escribir este cuento era una necesidad. Tarde menos de 24 horas, la historia reclamaba su espacio, publicarse, casi a la fuerza.
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Me encantan tus escritos.
Gracias por dejarnos disfrutar de ellos.
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Gracias a ti, por leerme.
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WOWWWW GRACIAS! Mi hijo y yo te estaremos siempre agradecidos! Un abrazo de luz.
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Gracias a ti, por tanto amor!
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Que linda historia y con mucha enseñanza , las madres queremos y aceptamos los hijos como son y sin prejuicios una vez mas muchas gracias por esta bella historia y por escribir para nosotros
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Gracias por leerme.
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