Hace unos días, los cubanos dijimos adiós a un programa que durante años, más de medio siglo, fue cita obligada, quinta esencia de la cubania, la gracia y humor que nos caracterizan; Alegrías de sobremesa.
Quedan, para siempre, en la memoria y el éter, aplausos y risas, las voces de los que durante años fueron amigos, casi familia, visitando hogares cubanos, compartiendo almuerzos, sobremesas y apagones. Manteniendo vivo el humor, a pesar de censuras y temas intocables. No les niego que pensé rendirles homenaje a sus múltiples personajes y recrear en un libreto el adios a nuestros amigos. El tiempo lejos de Cuba, la falta de materiales en internet, no me permitieron meterme en la piel de Rita o Paco, el encargado, Gervasio Escobar y Campanario, Magguie, Estelvina y muchos más. Como no quería ponerme como aquel personaje que decía, ¡Ya debo tener la presion por doscientos! Decidí despedir las risas que cada día nos regalaron, con la esperanza que el humor continuará; la certeza que mientras existamos, no nos faltará. Reunidos en la gloria y el presente, hacedores de Detrás de la fachada, San Nicolas del peladero, Casos y cosas de casa y ahora Alegrías de sobremesa, se preguntarán, ¿Cómo pudimos hacer reír a pesar de dificultades y censuras? Se imaginan todos esos programas pudiendo tocar todos los temas candentes de la sociedad cubana en cada momento, sin limites, ni prohibiciones. Nada mas de pensarlo me dan ganas de gritar, ¡Que aire mas puro, qué vida más sana!
Cuando Alberto Luberta anuncio su retiro, un amigo que exagera mis virtudes y dotes me dijo; ¿Te imaginas que tú pudieras escribir para el programa? Le respondí que esa tarea era inmensa, no sé con todas las limitaciones y temas prohibidos, como Luberta logró mantener vivo el humor, día a día, tarea titánica, sin dudas. Creo que si alguien intentara revivir el programa, debería pensar en un equipo de escritores, sería mas facil y daría mas variedad.
Rita y Paco y todos los demas integrantes del programa, muertos y vivos, hoy lloran la muerte de Alegrías de sobremesa. Confío que la alegría y el humor no morirán. Por las calles habaneras caminan voluptuosas y zandungueras mulatas como Estelvina, perseguidas por sus Sandalios los volaos, dispuestos todos a regalarnos ocurrencias y risas. En cualquier apartamento de un edificio habanero, se reúnen los vecinos, toman café, le arrancan la tira del pellejo a María Santísima, alguno exclama,¿Qué dice esa boca desdentada? o ¡Me encanta! Hablan del calor, lo malo que esta el transporte y terminan todos hablando mal del gobierno, asi somos.
Nada ni nadie podrá arrancarnos la alegría, el humor y la risa. Un día, más temprano que tarde, una explosion gigantesca de humor inundará la isla, sin límites, censuras, ni prohibiciones. Porque sí de algo estamos seguros, es de la clase de gente que somos y ¡Que gente caballero, pero que gente!
Fotografias tomadas de Google.
Y se te quedó Florito cuando le decía a Paco, “oye Paco, esa es buena…esa es buena”, la Carmita Carmona cuando le decía al encargado “son niños, son niños…” mientras los niños desbarataban el edificio, nada que esa sana diversión ya se acabó. Una lástima.
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Por eso fue que no hice el intento de escribir un libreto a mi manera, no los recordaba a todos y muchas frases las olvidé. Gracias mil por recordarmelas.
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Y que pasó con ¡”Salud que haya porque belleza sobra!” Yo tengo 50 años y aún utilizo esa frase…
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Son muchas frases, gracias por recordarmela
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