Calor cubano en el norte de Europa, ¡Alabao!

Juanito y Yohandry nacieron allá en las provincias orientales, entre montañas y rebeldías, sueños e historias. Aunque no eran familia, se criaron como hermanos, compartiendolo todo, sonrisas y penas, hambres, angustias e ilusiones. El calor de Santiago, el sol del Caribe los bautizaron de sudor y glorias.

Cuando llegó la hora de ir a estudiar a la Universidad, Juanito se decidio por una carrera que solo se estudiaba en La Habana, Yohandry decidio quedarse en Santiago y estudiar medicina.

La situacion económica del país se hizo crítica. Se hablaba de la opción cero, un, resistiremos enorme pretendía imponerse a todos. Juanito tenia unos amigos suecos que lo invitaron a visitar su país. Llamó a Yohandry una noche y le dijo.

– Mi hermanito unos socios suecos que conocí aqui me invitaron a irme pa’ Suecia. ¿Te imaginas este mulato entre hielos y nieves? A mi nunca me ha gustado mucho la idea de irme del país, mi sueño era hacerme informático, casarme, tener 2 chamas y echar palante, pero esto está de apaga y vamonos. Aconsejame mi hermano.

– A mi, como a ti, la idea de irme no me gusta mucho. Lo mío es el sol, morirme de calor todos los días y andar estas calles de Santiago mil veces en un día. Te confieso algo, ando de novio con una chica de Dinamarca, me quiere invitar a conocer a su familia y quién sabe, hasta nos casemos. Si te vas para Suecia, estaremos cerca y podremos vernos. ¡Nos piramos mi hermano! El último que apague el Morro y el primero que regrese, que encienda la esperanza. Mete caña que nos vamos a vivir entre hielos y nieves.

-Que sea lo que Dios quiera. Antes de irme voy a Santiago, tengo que ver a la vieja, darte un abrazo y llenarme el pecho con ese sol, llevármelo conmigo. Tenemos que ir juntos a la playa, que el mar nos dé la suerte y la bendición para el viaje.

-Te espero mi herma. Hasta el norte de Europa a pie, quién nos lo iba a decir.

Pasaron los dias, Juanito y Yohandry se encontraron en Santiago. Caminaron esas calles ardientes de sol, se secaron el sudor con sus camisas, tomaron pru y guarapo se tendieron al sol frente al mar. Cargaron las pilas para un viaje largo, como quien se prepara para vencer cambios y seguir siendo; más allá de latitudes y climas, tierras y lejanías.

Antes de regresar a La Habana, fue con su mamá a despedirse de su abuela Pancha, una viejita encantadora que presumía de saber conjuros y de adivinar el futuro tirando los caracoles. Al salir, guardo en su bolsillo un regalo especial de su abuela.

Cuando llevaban meses fuera de Cuba, una mañana Juanito llamo a Yohandry.

-Mi hermanito tú no piensas venir a verme. Aqui hay un frío que parezco un pinguino, necesito un abrazo cubano para enfrentarlo. Un abrazo coño o muero congelado.

-Yo creo que tú eres medio brujo y le metes a tirar los caracoles como tu abuela Pancha. Te iba a llamar para decirte que el viernes salgo para allá, estaré 4 dias, necesito tambien un abrazo cubano para soportar este frío de pinga.

Cuando Juanito y Yohandry se encontraton, se abrazaron tan fuerte que empezaron a sudar. Los amigos suecos los miraban asombrados; ¡Dos tipos sudando en pleno invierno!

Al día siguiente, Yohandry se despertó primero, fue a la cocina en silencio y coló un café cubano que inundo el apartamento con su aroma. Juanito se despertó gritando, ¡Qué coño es esto! Desde que salí de Cuba no sentía ese olor tan rico.

-La vieja me mandó un paquete de café Serrano y una cafetera, quise darte la sorpresa.

-Sirveme un poco mi herma que me muero de ganas.

Saborearon el café, como quien bebe recuerdos y esperanzas. Juanito dijo.

– Vístete que vamos a la playa.

-Qué playa compadre, tú estas loco o el café te hizo daño; el mar está congelado. ¿Tú quieres darte un baño de hielo?

-Vamos a la playa, es una promesa que le hice a mi abuela, que iríamos a la playa cuando vinieras a visitarme. Abrigate bien, que afuera hay un frio de tres pares .

Llegaron frente al mar. Un viento helado amenazaba congelarles hasta los principios. Juanito sacó un cuchillo y en la helada arena escribio CUBA. Tomó de la mano a Yohandry, sacó 3 caracoles, rojos, blancos y azules y los arrojó contra el mar helado. Una explosión estremecio la playa.

Una ola gigantesca les arrebato abrigos y ropas, un sol intenso iluminó la playa. Juanito y Yohandry se abrazaron y se tendieron al sol. Un verano cubano en pleno invierno al norte de Europa es un milagro de voluntades y conjuros. Un milagro que sólo logran; los que llevan a Cuba en el alma.

Estos cubanos son capaces de todo, se inventan Cuba en cada esquina del mundo.

Fotografia cortesía de uno de los muchachos en la foto, Michel Vega P.

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