Una conversación en CentroHabana.

Regla y Micaela conversan en la sala, toman café y comparten chismes y secretos. Allá en una modesta casita de CentroHabana.

– Tú eres mi amiga de muchos años, contigo puedo hablar sin tapujos, a camisa quitá. Ay chica, Manolito me tiene muy preocupá.

– ¿Tienes problemas en la Universidad? Mira que ese muchachito siempre ha sido muy estudioso.

– No, no es eso, si se pasa la vida estudiando, yo creo que cuando único no está estudiando es cuando va al gimnasio, ¿ Tu has visto el cuerpazo que tiene?

– Entonces, ¿ Qué te preocupa Micaela ?

-Ay chica, es que con lo lindo que es y nunca me ha traído una novia. Se la pasa estudiando con Yasmani, a veces pienso que mi único hijo me salió maricón y eso me tiene trastorná Reglita, no hago más que pensar en eso y llorar.

– Ven acá mi santa y ¿ Por qué ese llantén y esa trastornadera? Acaso Manolito no es un muchacho de oro que cualquier madre estaría orgullosa de tener, mejor que él hay que mandarlo a hacer y tú lo sabes. Su gusto o preferencia sexual, solo le importa a él y no lo hace mejor, ni peor que nadie; solo diferente. Déjate de comer tanta mierda y ponte pa’ las cosas, gira que te veo fija.

– Para una madre eso es muy duro, Regla, muy duro.

– Duro es que te salga un delincuente, como el hijo de Cunda, que tiene que ir to’ los meses a llevarle la jaba al combinado o que se te enferme y se te muera como le pasó a Eloina con su hijo Luisito, que en paz descanse. Abre tu mente mujer, abre tus entendederas, antes que se te cierre el corazón y pierdas de verdad a tu hijo.

En eso llega Manolito, con Yeny, una mulata linda como un sol, vienen tomados de la mano y riendo.

Micaela sonríe feliz y le dice bajito a Regla.

– Olvidate de lo que te dije y mira esto mi santa, yo estaba equivocá

Regla sonríe, como quien adivina misterios y está de vuelta de todo.

– Ay mi hijito que alegría verte con esta muchacha tan linda, vamos dime el nombre de tu novia.

– ¿Mi novia? En todo caso sería mi cuñadita, es la hermana de Yasmani y si quieres ponerle nombre a todo, quien es mi novio es Yasmani. Mami, yo creo que tú vives en la luna, nunca pensé que a estas alturas tú no te hubieras dado cuenta que Yasmani y yo somos pareja hace 1 año. Si no hablé contigo antes fue porque pensé que no era necesario, tú y yo siempre nos adivinamos y entendemos, sin necesidad de palabras.

– A mi me va a dar algo, tráeme un vaso de agua Reglita, que yo creo que me muero.

– Aquí está el vaso de agua y bien fría, pero creo que en vez de dártelo pa’ que te lo tomes, debería tirartelo por la cara, a ver si reaccionas mujer. Este es tu hijo y tú lo tienes que querer y aceptar como es, que él no eligió que le gustaran los hombres. Aterriza antes que sea tarde mi santa y ponte pa’ tu número que te veo perdía. Es el mismo Manolito de siempre, tu hijo, por quien darías tu vida una y mil veces, no ha cambiao na’, sólo que ahora y trabajo que costó, ya sabes que le gustan los hombres y no las mujeres. Déjate de tanto aspaviento y dale un abrazo a tu hijo y alégrate que se encontró un buen muchacho como Yasmani.

Micaela se toma el agua, mira a Regla, a Manolito y en cubanísima anagnorisis, abre sus brazos y estrecha a su hijo.

– Es verdad mi hijo, que tú y yo hemos sido uno desde que tu padre murió y eres de oro. Yo hubiera querido verte con una mujer y tener nietos, una a veces se ciega, pero si es un hombre lo que tú quieres, pues tendremos otro hombre en la casa. Dile a Yasmani que venga el domingo a almorzar, ya yo veré como lo convenzo pa’ que se mude con nosotros.

Allá en la modesta casita de CentroHabana, el domingo, a la hora del almuerzo, cuentan que un arcoíris inmenso iluminó la cuadra.

Fotografía tomada de Google

5 thoughts on “Una conversación en CentroHabana.

Leave a comment