Sabes que me llevas atado en los vuelos de tu bata cubana, que siempre estas aquí, en mi pecho, compartiendo sitio junto a mi recuerdo mayor. Te celebro cumpleaños en silencio, sin alardes, como celebran los hijos los años de sus madres. Camino tus calles en mi memoria, mi madre me acompaña, reímos juntos; a tu influjo y magia todo es posible.
Te amo mi ciudad de siempre y te sueño en el futuro, sin absurdos discursos, sin consignas; iluminada, para siempre, con la gloria y el esfuerzo de tus hijos.