2015 in review

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Un arbolito de navidad cubanisimo.

Arbol, Fuentes Ferrin
Elena y Raúl llegaron a Estados Unidos en noviembre. Ambos eran médicos, los enviaron en misión a Venezuela y al mes justo de llegar abandonaron todo. Aunque no tenían familia en Estados Unidos y sabían lo difícil que les seria revalidar su titulo, decidieron comenzar una nueva vida. Al llegar se acogieron a un programa para refugiados y los ubicaron en Boston.

El frío los asustó un poco, pero las ganas de luchar y el amor que los unía les bastaban para desafiarlo y vencerlo. Decidieron hacer suya la ciudad, inventarse un sol en cada esquina y un futuro en cada amanecer.

Una mañana, mientras desayunaban, Elena le dijo a Raúl.
– Nene, es hora de ir buscando un arbolito de Navidad. Siempre soñé con uno desde niña, quiero uno hermoso para nuestra primera Navidad fuera de Cuba.
– He pensado en eso mi amor, he andado la ciudad buscando uno apropiado para nuestra primera Navidad en este país, lejos de los nuestros. Nuestra primera Navidad luchando juntos por un futuro mejor se merece un arbolito especial, lo encontraré y lo tendremos, te lo prometo.

Pasaban los días y Raúl no traía el arbolito de Navidad prometido.
– Papi, ya es 20 de diciembre, el arbolito hay que ponerlo antes del 24. Ya casi no deben quedar en las tiendas, los mejores ya los deben haber comprado. Quiero que nuestra primera Navidad fuera de Cuba sea casi perfecta, que solo nos falten la familia y nuestra tierra.
– Por eso aún busco el arbolito, quiero uno que haga nuestra navidad perfecta. Déjame a mi, prometo tenerlo listo antes de la noche del 24.

Raúl le ocultaba algo a Elena, esperaba un paquete que debía llegarle de La Habana, solo con lo que había pedido a su madre su arbolito seria perfecto; ese era su secreto.

Su madre tardo días en reunir todo lo que pedía, el 21 de diciembre le entrego el paquete a una vecina que se iba a pasar la navidad con su familia en Miami.
– Por favor Yuya, que Raulito lo tenga antes de la noche del 24 de diciembre.
– Tú tranquila, que yo me encargo, lo tengo todo amarrado, el 23 por la mañana una sobrina mía viaja a Boston y Raulito la esperara en el aeropuerto, eso esta querido mi santa.

Raúl llego con su paquete al apartamento, allí en la sala empezó a armar su arbolito de Navidad, quería que cuando llegara Elena, estuviera listo y darle la sorpresa. Cuando abrió el paquete un olor a Cuba y a recuerdos inundo la sala, los fue organizando, no faltaba nada; su arbolito seria el mejor, el perfecto para enfrentar dificultades y alcanzar sueños, para derretir nieves y vencer tormentas.

Cuando Elena salio del elevador, sintió un olor familiar en el pasillo del edificio, sonrío mientras abría la puerta de su apartamento. La sala estaba a oscuras, Raúl la tomo de la mano y le dijo.
– Deja que el olor de los recuerdos te guíe hasta nuestro arbolito.
– Ay nene, por tu madre, siento olor al arroz con pollo de abuela los domingos, al café de mamá en las mañanas, a mis libros y libretas en la escuela, a hospitales y guardias, a sueños y esperanzas, a nuestro primer beso. Son muchos olores, también siento olor a lluvia fresca y a amanecer en La Habana, a nuestros campos, a olas rompiendo contra el Malecón, a calles habaneras, a ropa tendida en los balcones, ¿Cómo es posible nene? ¿Qué es esto, qué hiciste? Déjame quitarme el abrigo, siento calor.

Raúl encendió la luz de la sala y le mostró orgulloso su arbolito a Elena.

No tenia bombillas de luces, un rayo de sol inmenso lo iluminaba. Del arbolito colgaban recuerdos de sus vidas y su Isla, como si desde Cuba su familia, su calor y su sol se hicieran presentes en una Navidad diferente; ambos nacían a una nueva vida.

– Nene, abre las ventanas, tengo calor.
– Mi amor afuera esta nevando, es el arbolito, nuestros recuerdos que se bastan para calentarnos el alma, para vencer fríos y tormentas, para ayudarnos a triunfar.
– Gracias nene, gracias, tenias razón, es un arbolito perfecto y el que tú y yo necesitamos para abrir nuestros corazones a nuestra primera Navidad fuera de Cuba.

Allí, junto a lo mejor de sus vidas, seguros de sus sueños y el futuro, esperaron Elena y Raúl la Navidad.

Arbolito de Cary Roque

Fotografia primera, obra de Fuentes Ferrin, pintor cubano radicado en Houston
Fotografia segunda, cortesia de Cary Roque.