Fin de año, balances y proyectos.

Terminar un año, es siempre motivo de balance y proyectos. Es el momento del, que hice, que quedo por hacer y que haré. Cuando se termina un año positivo, de logros, de sueños realizados, el momento del balance, se adorna con una sonrisa, se perfuma de satisfacción, se acompaña de amigos.

Si continuara la costumbre que acompaño nuestra vida en Cuba, de  nombrar los años, este año que termina, sería el año de Habanero2000. Para mí, un blog, era algo lejano, inalcanzable, veía a los blogeros como seres especiales, míticos, jamás imagine ser uno de ellos. Este año mi musa transoceánica, sopló con tanta fuerza, que un buen ciclón, desde Barcelona, quito para siempre el polvo a mis alas, a las alas que me dio mi madre, que ella enseño a volar. Mis alas, que empolvadas, casi habían olvidado volar, al influjo de mi musa, se deshicieron de polvos y penas y decidieron volar, indetenibles!

Un amigo poeta, me animo a comenzar a escribir en un blog. Inspirado por mi musa, alentado por amigos, una noche de abril, nació, Habanero2000.

Hace días hablaba con mi madre, se asombraba de la frecuencia con que escribía.  Pensaba que escribía una vez a la semana o cada 15 días. Nos reímos cuando le dije; no he ganado un centavo con mis escritos, pero me han hecho tan  feliz que valen, para mi, por todo el dinero del mundo.

Este año, he sumado amigos y consolidado amistades, afectos. Si continuo así, un día tendré; un millón de amigos! Mis amigos yo, nos hemos reunido en nuestros encuentros, otro logro del año. Todos fueron valiosos, importantes; el encuentro con Rosita, fue un extra, un regalo especial de mis amigos y del oficio de escribir.

Este año, a pesar de intentos de restricciones y algunas criticas, fui a La Habana, regrese a los brazos de mi madre. Volví a andar las calles habaneras, colgué mi corazón, a tomar el sol, en balcones habaneros. Converse con fantasmas vivos, en mí transitar por mi ciudad. Me nutrí de vivencias, desate mi inspiración, al influjo de mi ciudad, mi madre y recuerdos. El resultado, ustedes lo conocen, lo hemos compartido día a día, es nuestro.

No puedo terminar, sin desearles fuerza, tesón y voluntad, para luchar por  la felicidad, por hacer del próximo año, uno muy feliz. La felicidad, no es un don, es una conquista.

También quiero nombrar, bautizar, a mi manera, el próximo año. No lo duden, será el año de la publicación de mi libro, de mi primer libro, que muchos amigos me piden ya insistentemente. Desde el otro lado del mar, mi musa, casi me lo ordena, miro a mi madre y sonríe orgullosa, imaginando mi libro en sus manos. Vuelvo la vista a  mi ciudad, sonríe coqueta, me guiña un ojo, será mío también, susurra, se tiende al mar y lo espera, no puedo negarme. El 2012, será el año de la publicación de mi primer libro, le ponemos titulo?

¡Corazon Cubano!

Un corazón que no se rompió al abandonar nuestra isla, que nos permite ser ciudadanos del mundo y llevar, para siempre, a Cuba en el alma. Un corazón, que no tiene de 60 a 100 pulsaciones por minuto, que puede parecer que se para y luego desbocarse, querer salirse del pecho. Un corazón, donde cabe todo, la pena, la dicha, la angustia, la paz, la tristeza y la alegría; ¡un Corazón cubano! Que dice adios, vuelve pronto, te espero, que se estruja de dolor y se disfraza con sorisas, en espera de tiempos mejores.

Alguna razón especial, algún hechizo mágico o decisión divina, decidieron darnos un corazón sui generis. Un corazón, capaz de soportar la pena de dejar la patria, para siempre y la fuerza para inventársela donde quiera que llega. Un corazón echao pa’lante, sin miedo a nada.

Nosotros, los cubanos, no tenemos un corazoncito, tenemos un corazón gigante que no nos cabe en el pecho, que se inventa islas y malecones. Un corazón, que no acepta derrotas, que no se da nunca por vencido. Se echo un día al mar, no lo pensó dos veces, se hizo ciudadano del mundo, sin olvidar sus raíces. En él, caben La Habana y Madrid, Santiago de Cuba y Miami, Paris y Trinidad. Aprendió a hablar ingles y sigue diciendo, ¡Qué bola, acere! Habla francés y suelta, ¡Compadre, usted esta loco! Salpica La Cibeles con olas del Malecón, derrite hielos en Copenhagen. Se inventa palmeras y ceibas, tocororos y colibrìes, entre hielos y en desiertos.

Un corazón cubano, soporta penas gigantes, sin romperse, late al ritmo de palmas al vientos y olas saltando el malecón. Llora y ríe, sin límites, sin pausas. Capaz de guardar la tristeza y la pena más inmensa, deja siempre espacio a la alegría, no pierde la ternura. No late en pulsaciones regulares, explota, estalla, se desborda.

Llevamos una tumbadora en el pecho y nuestras penas y alegrías se encargan de tocarla. Nuestra vida, con otro corazón, seria diferente, hubiéramos muerto un montón de veces en el intento. Estaría cansado de vaciarse soñando, seco de tanto llorar, arrugado de tanto reír. Cansado, usado, viejo, casi inservible.

Un corazón cubano, es eternamente joven. Sabe que si no puede andar, baila sentado y hace mover los hombros, cuando no puede correr, camina lento, pero no se detiene nunca, sabe que siempre hay un mañana y sale a su encuentro, a conquistarlo.

Nuestro corazón, no conoce de rejas, ni prohibiciones, se sabe libre. Se mece al ritmo de palmeras, se desata indetenible en las alas de un colibrí. Convierte el vinagre en miel, sabe de milagros y hechicerías, de remedios y soluciones. Se  las sabe todas y si no, las inventa. No se da nunca por vencido, borro, para siempre la palabra imposible. Lleva años inventándose colores en otras banderas. Late desde el centro de  un solar y en lo alto de una loma, en una nube  y en un rayo de sol. LLega hasta el Rincón y va al Cobre, le pide al viejo Lazaro y a Cachita, se los lleva con él.

Corazón cubano, que busca hijos dispersos por el mundo, los convoca a la unión, a derribar muros. No conoce de infartos, mucho menos de paros. No acepta, ni necesita operaciones  a corazón abierto, lleva anos, abriéndose a nosotros, al mundo. Sabe que un día, en un latido poderoso e inmenso, hará el milagro. Mientras tanto, no nos falla, sigue ahí, modesto y exagerado, en medio del pecho, cocinando el mañana, ¡Latiendo a ritmo de futuro y esperanzas!

Fotografia tomada de Google.

Obama, nosotros, discusiones y algo mas.

Hay quienes se arrogan el derecho de decirle a los demás, lo que tienen que hacer, ven al mundo como una gran aula y se autoproclaman maestros. Dictan tareas, comportamientos, pretenden decirnos que hacer, como actuar. El mundo, no es un aula, es una gran escuela, donde todos, somos alumnos, aprendemos día a día de todos, hasta del tonto, todos, tienen algo que enseñarnos!

Cuando alguien me dice, por qué no llevas una carta y la entregas en la inmigración cubana, pidiendo que dejen a todos los cubanos, sin excepción, regresar a Cuba o me sugieren que vaya a una de las mesas redondas y plantee que levanten las restricciones para viajar, me sonrío, no me molesto. No le reconozco a nadie el derecho a decirme que hacer, como tampoco pretendo decirlo a los demás. Una cosa es discrepar, argumentar una idea o principio contrario a los míos, discutir en buena lid y otra decirme que hacer o que escribir. Cada uno, tiene el derecho de hacer, sin dañar a terceros, lo que considere oportuno y justo en cada momento.

Desearía que los que no compartan mis ideas, tomen, definitivamente, partido, se expresen libremente. En vez de decirme por que no escribo o hago algo, me digan, sin medias tintas; apoyo la enmienda de las restricciones de los viajes a Cuba, perdimos ahora, pero seguiremos intentándolo, estoy con Díaz-Balart. Yo, expreso, libremente, mi apoyo al Presidente, ellos, tienen todo el derecho de estar en contra y apoyar las restricciones, de apostar por lo que creen, es su verdad. Eso, no nos convierte en enemigos, solo deja las cosas claras, los terminos medios, las ambiguedades, no favorecen las discusiones.

Tengo amigos entre los primeros que llegaron a Miami, entre los que se fueron de Cuba, por salvar la vida y créanme, no exhiben la intolerancia de otros que, en muchos casos no hicieron nada o hicieron muy poco. Lo dije una vez en público, ante el primer grupo de amigos que se reunió a conversar y escuchar mis escritos; mi intención, no es hacer un panfleto político, ya hay demasiados en la Internet y en el mundo real, saturan y aburren al mundo y a Miami. Cuando toco un tema político, lo hago y lo haré a mi manera. Los que quieran hacerlo a la suya, WordPress, los espera, con los brazos abiertos. Los invito a expresarse libremente en un blog. Correrán dos riesgos, como me dijo un amigo; cuando uno hace públicamente lo que le gusta, corre dos riesgos: ser ignorado o ser agredido, todo lo demás es lo que importa!

Tuve la oportunidad de conversar una tarde con Hubert Matos, creo que nadie con mas derecho que él, para estar resentido, para exhibir intransigencia. Me conmovió la paz y la tranquilidad con que hablaba, sin odios. Jamás se atragantó con espuma rabiosa ni histerismos, al contrario, se reía, mientras hablaba y contaba anécdotas. Aproveche la ocasión, para hacerle un montón de preguntas. Me transmitió parte de su paz, de su no permitir que el odio y el resentimiento hablaran por él, su no pretender hacer a los demás, pagar por sus heridas y cicatrices.

Mi amigo del exilio, que muchos conocen por mi escrito y algunos han tenido la suerte de conocer personalmente, en los encuentros entre amigos que hacemos en The Place, me abraza y bendice cada vez que voy a Cuba a ver a mi madre. Juntos disfrutamos de las fotos y hablamos del viaje a mi regreso.

No me considero militante ni partidario incondicional de ninguno de los dos grandes partidos de este país. En las elecciones pasadas, las primeras en que tenía el derecho al voto, decidí no ejercerlo, ninguno de los dos candidatos me convencía. Los que siguen mis escritos y mis amigos, saben que no le perdonaba a Obama, interponerse en el camino de Hillary a la presidencia y su discurso, no me convencía del todo, el otro candidato y su compañera de formula, inspiraban cualquier cosa, menos el deseo de votar por ellos. Tres años después, los tiempos cambiaron, el actuar y hacer del presidente electo democráticamente por amplia mayoría, terminó inclinando la balanza a su favor.

Nosotros, los cubanos que no olvidamos a nuestros familiares allá, que no los abandonamos a su suerte, los que contamos los pesos para ir a verlos y dejarles algo, tenemos que darle unas gracias enormes a Obama. Su oposición a las restricciones de los viajes a Cuba, nos garantiza abrazos y reencuentros, alegrías y años de vida a nuestros familiares, que reciben inyecciones de vida en cada visita nuestra. Muchas madres cubanas, agradecerán por siempre ese gesto de nuestro presidente. Digo nuestro, porque, aunque soy cubano ciento por ciento y orgulloso de serlo, también soy ciudadano americano, este, es también mi país, no tengan la menor duda. No me digan más que cambie las cosas en mi país, como si alguien pudiera decidir que de repente, deje de ser ciudadano americano. Este, también es mi país o acaso apoyar al presidente y criticar a políticos mediocres y mal intencionados, me retira esa condición? Me vuelve indocumentado o deportable? Si no fuera por lo serio del asunto, me reiría en vez de escribir.

Seamos objetivos, dejemos a un lado la familia, algo difícil, para mí y para muchos, pero hagámoslo por un instante. Acaso 50 años de total aislamiento, tanto de un lado como de otro, lograron algo? Provocaron algún cambio? Hicieron la diferencia? Solo aumentaron las necesidades de los que están allá, del otro lado, comiéndose el cable o buscando un cable desesperadamente que comer. Obama, apuesta por una apertura, por libertad de viajar y flexibilidades, los resultados los sabemos, el mundo y nosotros; estamos cada vez mejor informados de lo que sucede dentro de la isla, si el aislamiento fracasó, démosle la oportunidad a la apertura a probar suerte. Muchos que viven, se alimentan y lucran del aislamiento, se asustan, tiemblan, ven su imperio tambalearse, se molestan, los compadezco, su preocupación, es la alegría de muchos.

Cuando la campaña electoral pasada, dije a mis amigos; si Hillary Clinton, fuera candidata a la presidencia, me ofrecería de voluntario para trabajar en su campaña, apoyaría su lucha por la presidencia con todo. Cuando Obama, demostró inteligencia y bolas, al oponerse a las restricciones a los viajes a Cuba, hice un pequeño donativo a su campaña, una cantidad, que si acaso, alcanzara para una merienda, un apoyo casi simbólico. Mi economía y la temporada del año, no daban para más.

Cuando comenzaron las discusiones de los partidarios de las restricciones, de los que les duele la derrota de la enmienda de Díaz-Balart, su ridículo político y dinosaurico, me dije a mi mismo; si los que están a favor de los Díaz-Balart y en contra de los viajes a Cuba, odian tanto a Obama, entonces yo tengo que apoyarlo, pero apoyarlo de verdad, sin paños tibios, un silogismo sencillo, a lo cubano. Se lo dije a un amigo; me ofreceré voluntario para trabajar en la campaña de Obama en el 2012, aportare mi granito de arena en Pro de garantizarle 4 años más al frente de este país. Mi decisión, no cambiara el curso de la historia, no hará la diferencia, pero me dará la paz y el regocijo interno de estar del lado de la razón, de mi razón, de hacer lo que considero mejor por este, MI PAÍS!

¡Navidad!

Guardo recuerdos especiales, de mis primeras navidades, era muy niño. Recuerdo vecinos ofreciéndose tragos, felicitándose con alegría. Hasta los ateos y menos sociables, en esos días saludaban con especial cariño. Jesús, nacía también, en el corazón de aquellos que lo negaban, los hacia mas humanos. Un día, el absurdo negó las navidades, no mas nochebuenas, no mas Navidad. Dios, no entiende de prohibiciones y decretos, siguio naciendo todos los días, todos los instantes en nuestros corazones, en cualquier rincón de Cuba.

En Miami, asisto a nuevas navidades, disfruto las casa decoradas, las luces. A veces, cambio el recorrido, me demoro un poco mas en llegar a casa, me seducen las casas iluminadas, los adornos. Las luces y las decoraciones, no bastan para celebrar la Navidad. Me entristece ver árboles de Navidad, sin nacimientos. Se hace una gran fiesta y olvidan el por qué. Es como si mis amigos, decidieran el próximo marzo, hacer una gran fiesta por mi cumpleaños, intercambiar regalos entre si, estrenar las mejores ropas y olvidaran invitarme, se imaginan, estar ausente de mi fiesta de cumpleaños! Un árbol de Navidad sin nacimiento, estará siempre incompleto, es como un niño sin sonrisa, una mañana sin sol, un arco iris sin colores!

Siempre aclaro que no practico ninguna religión, creo en Dios, con Fe absoluta. Entre todos los caminos a El, elegí, para siempre, uno directo, sin intermediarios, sin nadie diciéndome como llegar. Miro al cielo, busco dentro de mi corazón, siempre lo encuentro, sin ayuda de nadie, llevamos años entiéndanos así.

La Navidad, es la gran fiesta por el nacimiento de Jesús, no es el punto aceptarlo o no, el punto es pretender hacer la fiesta e ignorarlo. Invitar a Santa Claus y olvidarse de los Reyes Magos, hasta del propio Jesus. Cuando nació Jesús, quienes vieron la estrella de Belén y fueron a  rendir homenaje y llevar regalos, fueron los Reyes Magos. Santa, allá, en el polo norte, ni se entero y si alguien se lo dijo, no le intereso mucho, no llevo ni un juguetito, ni un juego de yaquis, ni siquiera unas bolas al recién nacido, ni el mas sencillo de los juguetes no básicos o dirigidos de nuestra infancia; nada. Tal vez por eso, la Navidad en Miami, no acaba de ganarme, me parece fría y distante. Muchos gastos, poca Fe.

En Cuba, fui muchas veces a la misa del Gallo, en la Catedral de La Habana. También fui a iglesias bautistas. Siempre recuerdo las palabras de un pastor; es bueno no saber el día exacto que nació Jesús, al final, nace todos los días en nuestros corazones!

Navidad, en La Habana o en Miami, en cualquier lugar del mundo, es celebración de paz, amor y hermandad. Todos nos reunimos en un cumpleaños gigante que ni enviados del polo norte, ni quienes lo niegan, logran evitar. Nace, una y otra vez, aún en el corazón de ateos, se abre puertas, arregla pesebres y humildemente, se deja nacer, alumbrando un nuevo mundo. No necesita lujos, árboles gigantescos o ser recibido con ropas de marca, necesita corazones abiertos, almas nobles, esperanzas, Fe.

Desde La Habana, una esperanza gigante, le da la bienvenida, lo  recibe humildemente; esto es lo que tengo, le dice, me basta, sobra, responde, estoy con ustedes. El malecón, le regala una ola especial, los santeros van y le ofrecen miel, girasoles y cintas de colores, los católicos sus luces y altares brillantes, los protestantes, se reúnen y sobriamente asisten a su nacimiento. El pueblo todo, mira a El y pone en sus manos, una esperanza enorme, que lleva años, gestándose en sus almas,  esperando!

Escribir!

Escribir, no es fácil, siempre le digo a mis amigos que una idea surge y nos lleva a donde quiere, cobra vida propia, escapa a nuestra voluntad. Escribir, no es un acto voluntario, premeditado, es un poco una caja de  Pandora, la destapamos y nos esperan sorpresas. Sabemos como empezarlo, las primeras líneas; el final, se va conformando, nos va llevando, sin darnos cuenta.

En una ocasión, un amigo me sugirió el tema que dio origen a  “La madre del soldado” , cuando lo leyó, me dijo; yo quería que lo hicieras desde la perspectiva del soldado, no de la madre, siéntate tú a escribirlo entonces, le dije, así es como lo concebí yo. No se puede escribir por decreto o por encargo, tampoco pretender satisfacer a todos al hacerlo, es imposible.

Hace años, escribía solo para mi lectora favorita,  mi madre, para ella, todos mis escritos, eran maravillosos, aún guarda muchos. En ocasiones, escribía algo para leer en público en la Universidad o en el trabajo. Después, de la mano de mi musa transoceánica, retomé el oficio de escribir, comencé a escribir para mis amigos. Ellos me halagaban, nunca discrepaban, todo era un idilio perfecto.

Al comenzar a escribir en mi blog, al ampliar el espectro de  mis escritos y en ocasiones incursionar como analista político, comenzaron las primeras críticas, los desacuerdos.

Saben, me encantan las discusiones, uno termina enriqueciéndose.  Me sorprende y fascina saber que me leen gente que no conozco, que tal vez nunca conoceré personalmente. Dialogar con ellos, es una aventura apasionante.

Disfruto la tranquilidad, un río que corre despacio, sin hacer ruido, pero cuando las aguas se revuelven, cuando anuncian tormenta, estoy en mi elemento. No se si es por ser signo de fuego o por aquello que me dijo un día una santera, que era hijo de Chango, pero el calor de  una buena discusión, me estimula, me reanima, termina sacando lo mejor de  mi. Por supuesto, disfruto discusiones respetuosas, entre amigos o entre desconocidos tolerantes, que no intentan imponer su criterio. Insultos o desafueros, prefiero ignorarlos, no me gusta cargar con la energía negativa de nadie.

A veces, alguien me dice por que escribiste esa frase, por que no tocas tal tema, otros me sugieren temas y enfoques. No puedo, ni pretendo complacerlos a todos. Cada nuevo escrito es como un nuevo hijo, un parto. A un hijo, lo amamos tal y como es, como vino al mundo. Podemos darle algún consejo, enseñarle algo, sugerirle, pero es su vida y tiene que vivirla!

En mi blog, tengo que aprobar todos los comentarios antes de  hacerlos públicos. Solo en una ocasión, hice uso del derecho de enviarlos a la basura; alguien comentando sobre “Un concierto” , se paso, una cosa es comentar, discrepar y otra agredir y faltar el respeto.

La diversidad de opiniones, la diferencia, tiene un encanto especial para todos. Para los que nos criamos en una única opinión, sin derecho a discrepar, ese encanto especial adquiere caracteres especiales, casi mágicos. Disfruto enormemente, cuando alguien discrepa, muchos de mis escritos, nacieron al calor de discusiones, sin ellas, mi blog, seria muy aburrido. Mi intención, no es molestar a nadie con mis escritos, es continuar expresándome, a mi manera, dejándome llevar por temas e ideas. Seguro que el camino es largo y con ustedes a “mi vera” resulta más agradable y emocionante.

Juana, la cubana!

Clasificarla, es muy difícil, no es una vedette o una actriz, tampoco una cantante. Juana, desborda definiciones, rompe moldes;  Juana, esta en escena, todo puede suceder.

Todos, de una forma u otra la conocemos, lleva años en la escena cubana, incansable. Borro, para siempre, la palabra retiro de su vida, mientras viva, seguirá subida a un escenario, regalándonos su alegría, su cubania infinita.

Nuestra Juana, artista inclasificable, es un fenómeno en escena, un ciclón tropical, arrasando con todo, conquistando aplausos y risas. Para mí, es una versión de la Giraldilla, girando para donde le da la gana. No cree en vientos, ni tormentas. Impone su propio ritmo, se adueña de la escena. Olvida letras y partituras, recrea el arte, canta y dice lo que se le ocurre y siempre acierta.

Juana, es la voz del pueblo. Verla en escena es asomarse a un solar habanero, subirse a una guagua llena en la hora pico, estar en la cola del pan, por más de dos horas. Resume y recrea situaciones. Se trae con ella, la esencia de La Habana, la suelta libre en el escenario, la deja hacer. Es una colorida estampa habanera, no le falta nada  y si no lo tiene, como buena cubana, lo inventa. Se basta sola para hacer su show, es su mejor músico, su luz, su directora de escena.

Su entrada a The Place of Miami, supero las expectativas del público que la esperaba. Mezcla rara y única de vedette y folklore, vistió de plateado y morado. Sincretismo de nuevo tipo, a lo Juana.

Sabe como llegar a su publico, hace años, lo metió en su bolsillo, para siempre. Suelta frases  y dichos que nos hacen reír a todos; a ver levanten las manos las señoritas, baja la mano descara! Se toca el pecho, alguien del público le grita algo y dice, entre risas; estas son mías! Tengo las jimaguas encendías!

Cuando los aplausos y las risas, le hacen olvidar el guión, le dice al director; y ahora que es lo que va mi hijo? Hace una versión en Ingles, de pronto para y dice; esta bueno ya, me duele la quijá!

Inmensa en el escenario, lo comparte con lo mejor de La Habana. Verla, es asomarse a nuestra ciudad, no por gusto ha sido bautizada como, Juana, la cubana! Hace su versión de Babalu Aye, no podia faltar, su presentación coincide con el día de San Lázaro; ese viejo es grande, muy grande en toda la nación,  dice Juana.

Juana, no es folklórica, es el folklore. Canta a Yemaya, fuma tabaco, sube a algunos al escenario, baja muertos, los consulta. Poseída del arte, de una calle habanera, se quita la peluca, abandona el escenario.

Una vez mas, The Place, abrió un portal a La Habana, a Cuba. La presencia y el arte de  Juana, hicieron el milagro, alguien del publico le grita; Juana, quédate! Quien le dijo que Juana se iba, se queda aquí, en nuestros corazones, para siempre. Ella, como La Habana, se queda con todos.

¡LAZARO!

lazaro
San Lázaro, uno de los santos mas conocidos en Cuba, suma devotos y seguidores cada año. Su día, convoca a miles, millones a rendirle homenaje y cumplir promesas.

Una tarde, conversaba con un cura, mientras esperaba el agente que lo llevaría  a recoger equipaje y tomar el auto, una persona encantadora. El agente que llego a recogerlo es muy católico, lo reconoció al instante dijo su nombre, era el párroco de la Iglesia de San Lázaro. Le comente que cada año, iba con amigos a esperar el 17 de diciembre en su iglesia, A cual vas?  Me  pregunto; la del Rincón en la 4 avenida del East. Me aclaro que no pertenecía a la iglesia católica, que ellos la respetaban y atendían. Por más que me explico, termine sin entender. Mis amigos, saben que no se mucho de religiones, de divisiones de la Fe. A veces pienso que, las religiones, como las fronteras, dividen en vez de unir.

Respeto, aunque no las practique, a todas las religiones. Siempre digo a mis amigos, que si Dios, quisiera que todos pensáramos igual, nos hubiera dado un cerebro colectivo y no uno a cada uno. Fue sabio al hacerlo, si no, padeciéramos de constantes y terribles dolores de  cabeza.

San Lázaro, santo o solo el viejo Lázaro, como le decimos con esta acostumbrada confianza nuestra de tutear a santos y hacerlos miembros de la familia, sabe que no solo el 17 de diciembre, todos los días del año, sus fieles, miran al cielo o al altar, le piden con Fe. No nos abandona, ni quiere, ni puede, es parte nuestra.

Dicen que siempre se ocupa de cumplir lo que le piden y que a la vez es celoso y estricto con las promesas que le hacen, si se le promete algo, hay que cumplirlo Hace días, una señora me decía; nunca le pido nada, tengo muy mala memoria y se que es de los que cobran las promesas incumplidas. No me imagino a un ser de luz, a un espíritu cercano a Dios, cobrando promesas incumplidas, por si acaso y por aquello de; mas vale precaver que tener que lamentar, siempre cumplo lo que le prometo. La última fue ir con un amigo ateo a dar gracias por su recuperacion, si intercedia por su vida. Una operacìon a corazon abierto y su complicacion, casi le arrebatan la vida. cuando mi amigo se recuperó le dije, vete preparando que un domingo iremos al Rincon de San Lázaro a dar gracias. no costo trabajo llevarlo; alli juntos, dimos gracias y oramos.

Lázaro, obispo o mendigo, con anillo de oro o arrastrando sus muletas, sabe que muchos le piden por problemas de salud. La fe en su interseción, es como una gran vacuna para muchos, la mejor medicina, el cocimiento exacto que cura males y alivia dolores. En su día, allá en La Habana, desde todos los lugares del país, acuden sus fieles a pagar promesas, a rendir homenaje, a pedir, renuevan votos, magnifican su Fe. He sido testigo de promesas cumplidas y renovadas, a veces me asombra la fuerza de la Fe.

Visito sus dos casas, allá en el Rincón y aquí en Miami. En ambas converso con Dios, oro por mi madre, mis amigos, por mí. Recién llegado a Miami, vivía muy cerca de su iglesia, una mañana en que nostalgias y situaciones me agobiaban, me senté en su iglesia, no pedía, solo lloraba en silencio. Un río de lagrimas, una tras otra mojando el piso de la iglesia, de pronto, les juro que escuche la voz de mi mama, llamarme,¡Joseito! Su voz retumbo en mis oídos y en toda la iglesia. Me levante del asiento y empecé a buscarla; no estaba. Dios y Lázaro, me trajeron su voz, como única vía para contener mi llanto, escucharla, cancelo lagrimas y revivió esperanzas, me dio la paz necesaria. Al Rincón, en La Habana, regreso, cada año, del brazo de mi madre, a pedir por amigos, a conversar los 3, seguro de mi fe y mis principios.

El Rincón de San Lázaro en la Habana desbordado de creyentes y hasta no creyentes preside cada 17 de diciembre un acto de Fe, único y especial. Aún en tiempo de religiones prohibidas, supo burlarse de prohibiciones y absurdos. Lázaro, desde su altar convoca a su pueblo que le rinde tributo y amor.

San Lázaro, Babalu Aye, el viejo Lázaro, Lázaro obispo o mendigo, al final, es igual, una vía un camino para llegar a Dios, el nombre y el traje púrpura o de harapos, es lo de menos, ìsolo cuenta la fe! Y esa, ¡es enorme!

Montse, mi musa transoceánica.

Nos conocimos en el mundo virtual, en una página de Facebook con un nombre especial, De La Habana al cielo. No recuerdo, como la descubrí, ni la primera vez que hablamos. Sin saberlo, sin darnos cuenta, nos fuimos haciendo amigos, amigos especiales, de esos que no se conocen, pero se nos hacen imprescindibles.

Siempre asumí que era una cubana que vivía en España, que años viviendo en Barcelona le habían cambiado el acento y decía querencia y a tu vera con soltura y gracia. Un día, descubrí que no era cubana, española de pura cepa, catalana. Un grupo de amigos, decidimos otorgarle por unanimidad el titulo de hija ilustre de La Habana, de Cuba. Años dedicados a promover nuestra cultura, amando nuestra isla, le ganaron con creces ese titulo.

Muchos amigos, me han oído mencionar a mi musa transoceánica, la mujer que un día me tomo de la mano y me llevo a retomar el oficio de escribir. Todo comenzó, una tarde de domingo, cuando publico en  su página, un cuento delicioso, donde narraba los amores  de Cusita y Papi. Un colaborador se lo envío, disfrute tanto su lectura, que escribí un breve articulo sobre la guagua y los amores y pasiones que vivimos en ella y en las paradas, le pedí a mi amiga, hasta la foto para publicarlo en su pagina.

Cuando leyó mi escrito, mi musa transoceánica, me envío un mensaje, más o menos decía así; tienes talento para escribir, me dejarías guiarte para que escribieras sobre algunos lugares de la Habana? Así nacieron, Coppelia, la Escalinata, la Rampa, el Malecón. Un día, soltó mi mano, se dio cuenta que podía seguir solo el camino. No me abandono, sigue a mi lado, a mi vera, como diría ella, me aconseja y alienta.

Cuando publique mi libro, mi primer libro, estoy un poco pretencioso, lo dedicare a dos personas; a ella y a mi madre. Un día, le dije; mi madre me dio alas y me enseño a volar, tú les quitaste el polvo! Del otro lado del mar, mi amiga, soplo con tanta fuerza, que le quito, para siempre, el polvo a mis alas, no se como lo logro. Algún conjuro mágico, nos unió para siempre.

Mi amiga, es todo un personaje, un misterio, su amor por Cuba, sorprende y deslumbra, como me dijo un amigo  común, “nadie sabe como ni por que, pero lo cierto es que nos ama…” Un amor extraordinario a todo lo nuestro la caracteriza, es como un tocororo viviendo en Barcelona o una palma real echando raíces en otras tierras. No se mucho de ella, para querer a alguien, no hacen falta preguntas, ni respuestas. La primera vez que le dije; te quiero mucho, se emociono, me dijo, de veras?

Se que conoce La Habana, que la ha andado, la andará por siempre. Ignoro en que momento exacto el amor por Cuba la poseyó para siempre, se convirtió en cubana con mayúsculas, con orgullo.

En algún momento, nos encontraremos, nos daremos un abrazo enorme. Un abrazo del que saldrán volando colibríes y palomas, que hará a la Giraldilla, girar en dirección contraria al viento, un abrazo que detendrá a Charin, justo en el fouette 32 y que Eliseo, desde La Habana, aplaudirá, con un nuevo amanecer.

Gracias Montse, por tu amor por Cuba, por nuestra cultura, por hacerme escribir de nuevo, por  tu aliento y por tu querencia, un beso sin final!

Balcones habaneros.

Muchas ciudades, tienen y exhiben balcones. Los balcones no son patrimonio exclusivo de La Habana, pero en ninguna otra ciudad del mundo, tienen la característica, el calor, el toque folklórico que los distingue en nuestra ciudad. Los balcones habaneros, son únicos, como nuestra ciudad, como nosotros.

En mi último viaje a La Habana, me detuve a observarlos y fotografiarlos. Los balcones habaneros, son como una vidriera de la ciudad. No se en que momento dejaron de ser  un lugar para tomar fresco y mirar el paisaje, se independizaron de casas y edificios, se decretaron libres, cambiaron funciones y diseños.

Tengo una amiga, hace años que no la veo, que en otra época, perteneció a la clase media alta, aún conserva una casa esplendida, de lujo, algunas joyas y recuerdos. En una ocasión, le pregunte por que no se había ido, su respuesta fue sencilla; no podría vivir en otra ciudad, yo tengo que salir a la calle  y ver sabanas blancas en los balcones, si no, me muero!

Los balcones habaneros, son emblemáticos, como postales de la ciudad. Si en La Habana, todo puede suceder, en sus balcones, todo cabe y todo puede hacerse, desde el amor, hasta criar gallinas o un puerco. No se en que momento exacto, conquistaron su libertad, dejaron de ser parte de apartamentos y casas. Un balcón habanero, es como un poeta loco, mezcla palabras de amor con ropa recién lavada, cultiva plantas, cría animales, acumula tarecos y flores. Son ventanas a un mundo alucinante, donde el imposible, no existe.

Quien no ha escuchado conversaciones de  balcón a balcón; vecina, te llaman por teléfono o llegaron los huevos, apúrate que dicen que hay un faltante! Aportaron a la arquitectura e ingeniería su inventiva, con sistemas de poleas para subir cubos de agua, panes, mandados y periódicos, hasta teléfono inalámbricos vi subir por uno de ellas.

Tener un buen balcón en La Habana, es como tener reservado, para siempre, un palco especial, en primera fila en el gran teatro de la ciudad. Desde un balcón habanero, visitando amigos, vi por vez primera a Juan Pablo II, en su histórica visita a Cuba, también vi los restos del maleconazo, que llegaron hasta al Hospital  de Centro Habana. Quien tiene un balcón, nunca se aburre, ante el desfilan personajes. Cada minuto, comedias o tragedias, ocurren ante él.

Cuando no hay nada que hacer o cuando la atmosfera se caldea dentro, asomarse al balcón, es como practicar yoga, relajar. No se como sobreviven los que tienen apartamentos sin balcones, se pierden su encanto, desconocen su magia.

Mientras caminaba por La Habana, miraba los balcones, sentía su magia, mezcla de museos y solares, de sopranos y rumberas de guapos y estilistas. Sitios sin abolengo ni limitaciones, sin clases sociales. Si la ropa sucia, se lava en casa, la ropa limpia, se muestra a la ciudad, desde medias, ropa interior, hasta sabanas blanquísimas, destellando al sol y meciéndose al viento, ignorantes de canciones  y poemas. Miraba las sabanas al viento, parecían saludarme, alentarme, competían entre si para llamar mi atención.

Me adentre en calles persiguiendo destellos de sabanas, me deje llevar por la sinfonía de la Habana, que como directora de orquesta, ordenaba destellos y vientos. Parecía decirles; ahí vienen, arréglense, muévanse con gracia, van a salir mal en las fotos.

Otras ciudades, tienen balcones, pero ninguna otra cuelga en ella sabanas blancas, amores, recuerdos y sueños. He visitado otras ciudades y no vi salir magia y fantasía de balcones, solo La Habana, lo logra. Así, de balcón en balcón, anduve por  nuestra ciudad, redescubriéndola, dejándome seducir, enamorándome de sabanas y sueños.

Personajes habaneros.

La Habana, ha tenido, tendrá siempre, personajes celebres, conocidos por todos, sin dudas el mas popular y peculiar, fue, el Caballero de Paris. Junto a él,  se mueven y coexisten múltiples personajes. Tal vez el solo pisar las calles habaneras, nos convierte en personajes pintorescos, nos contamina de popularidad y excentricismo.

Conocí al Caballero de Paris, personalmente. En mis años de estudiante universitario, se movía entre el portal del hotel Colina y la pizzería situada en San Lázaro e Infanta, siempre correcto, todo un caballero, haciendo honor a su nombre. Ahora tiene una estatua de bronce, inmóvil en la Habana Vieja. Todos sabemos que sigue, incansable andando las calles habaneras, dando discursos, con libros y periódicos bajo el brazo. Seguro de su abolengo y su dulce locura, descansa en el movimiento incansable de la ciudad.

También he oído hablar de La Marquesa, no la conocí. Dicen que andaba por las calles, haciendo gala de su abolengo y linaje, su alcurnia.  Usaba un sombrero con velo, una marquesa, no podía mostrar su rostro a todos, dicen que cobraba por hacerle fotos. Paseaba su aristocracia y locura por toda la ciudad.

Un amigo, me hablo de La China. Me contó que subía a las guaguas, su preferida la ruta 15 y le acariciaba las orejas a los hombres. Dicen que fue la dueña de La Casa de los 3 Kilos. No se en que momento perdió la razón y gano la locura.

Siempre que hablan de locos y cuerdos, recuerdo una historia que leí hace años. Un estudiante de siquiatría, visita un hospital donde hay varios  locos internos, le llama la atención una muchacha, se le acerca y trata de conversar con ella. Ella, lo mira fijo y le dice; y tu, de cual de los dos tipos de locos eres, de los que estamos aquí o de los que están afuera? También recuerdo a un amigo medico, cuando decidió estudiar siquiatría, un día me dijo; la barrera entre estar loco y cuerdo, es tan fina, que no sabemos el momento en que puede pasarse, me quito la bata de medico, me siento entre los locos y a veces, me parece ser uno de ellos.

Estos personajes habaneros, pasearon su adorable locura, por nuestras calles, dieron un toque especial a nuestra ciudad. Quedaron para siempre en su historia, pero no son los únicos, muchos, con igual o menor grado de locura o cordura, andan por nuestra ciudad. Nosotros mismos, sin saberlo, podemos convertirnos, por momentos en personajes en La Habana.

Cuando fui a visitar a Martha, al solar, cámara en mano, hacia fotos del lugar, quería que mis amigos conocieran el entorno donde ella vive y lucha. Alguien, desde  una ventana grito; mira ese personaje haciendo fotos del solar, esta loco! De pronto, fui, para alguien, uno de esos personajes habaneros.

La Habana, ciudad mágica, donde todo puede suceder, nos acoge a todos, cuerdos o locos, no distingue, abre sus brazos, nos salpica de mar y sudor, nos bautiza. Sabe que andarla, hacernos suyos, nos convierte a todos en personajes, de otro modo, no podríamos andarla, ver mecer sabanas blancas desde los balcones o jugar domino en plena calle. En cualquier esquina, nos sorprende y encuentra un personaje capaz de dejarnos boquiabiertos. La Ciudad, engendra y recrea personajes a diario, a cada instante.

Nuestra ciudad, es por si misma, el más importante y popular de todos nuestros personajes. Existe, desafía al tiempo, escaseces y ausencias, no tapa su rostro con un velo, ni anda con libros y periódicos bajo el brazo, decidió, para siempre, llevarnos a todos con ella, en su indetenible camino a la eternidad, en el alma!