Un grito enorme por la libertad y la patria.

Allá al sur, en el origen de mi historia, de la de muchos, arden rebeldía, ansias, ganas, hay un fuego que nace, que calcina miedos; allá hierve la sangre de tanta consigna inútil, de tanto resistir lo irresistible, de soportar y sufrir sin límite o medida. Arde y duele la ausencia de pan y libertad, de futuros.

No bastan vientos de tormentas para apaciguar los fuegos que estallan en gritos de libertad. Hace falta algo más que un huracán de granizos para enfriar el ardor, para apagar el clamor de libertades, derechos y pan.

En esa Isla nuestra andan Pancho, Juan, Luis, aceres, Reglita, Cuca, Teresa, muchos cansados, agotados. Hartos de esperar un vaso de leche se hicieron viejos, se les agrio la sonrisa de tanto aplauso inútil, de tanto discurso sin acciones, de palabras borradas, torcidas, machacadas.

Allá, al sur de mis memorias, arde un futuro que puja por nacer entre relámpagos de libertades y Patria renaciendo. Ellos, solo ellos son capaces de ayudar al parto del milagro, de crecerse en el intento y alcanzar la gloria.

Allá, al sur, no alcanza todo el granizo para apagar los fuegos, ellos lo saben. Cachita los mira emocionada, escucha plegarias, abre sus brazos, les susurra: no flaqueen, no desmayen, el futuro vale la pena, ¡hagámoslo juntos!

Ese fuego que no hay hielos que apaguen va derritiendo miedos, abulias, barrotes y decretos, se fortalece en la memoria de mambises, de historias dignas.

Allá al sur, vibra mi Isla y se anuncia un futuro “con todos y para el bien de todos”. No puede apagarse ese fuego, no hay viento ni tormenta capaz de hacerlo. Allá, al sur hay un pueblo que pierde el miedo, sabe que libertades y derechos dependen de su fuerza, tensa músculos y ansias. Que los Juanes multiplicados remen con fuerza, que ese fuego consuma decretos, represiones, erizamientos de comedia . Señor aviva ese fuego, no los abandones.

Fotografía tomada de Google.

Un concierto de cubania, recuerdos y futuros.

Después de las manifestaciones que estremecieron la Isla, el gobierno no tuvo otra opción que convocar a elecciones libres. El partido del pueblo ganó por amplia mayoría, un nuevo gobierno con amplio apoyo popular se estableció. El recién estrenado ministro de cultura decidió organizar un concierto especial en el Gran teatro Garcia Lorca. Se cursaron invitaciones a figuras del exilio; Gloria Estefan, Willy Chirino, Annia, Mirtha, Lourdes Libertad, Meme Solis, Maylu, las Diego y muchos mas. Por un error en la impresión del programa en lugar de imprimir en homenaje a, incluyeron en el programa a prominentes figuras que ya no estaban entre nosotros.

La noche del concierto el director general es llamado urgentemente, un gran revuelo detrás del escenario amenaza con hacer imposible el espectáculo. Allí, listas para salir a escena, estaban Rosita Fornés, Alicia Alonso, Celia Cruz, Olga Guillot, Elena, Moraima, Lourdes Torres abrazando a Lourdita emocionada. El director atónito las mira y les dice: ¿qué hacen ustedes aquí? Ustedes están… están. Sin poder terminar la frase Rosita lo interrumpe: estamos aquí y eso es lo que importa, ¿tú crees que nos íbamos a perder este concierto? Ustedes nos pusieron en el programa, el público nos esta esperando, somos profesionales y no vamos a defraudarlos. Celia le dice al director¿ tú sabes el tiempo que llevamos esperando este momento? Nadie va a impedir que salgamos a escena. Alicia, lista para ser nuevamente Giselle, le dice: este es mi teatro y ni tú, ni nadie podrá impedir que salgamos a escena, es mejor que hagas los arreglos y que todo esté listo, no voy a tolerar errores. El director bajó la cabeza y dijo: será como ustedes quieran, haré algunos arreglos, una duda, ¿el acompañamiento musical esta garantizado? Rosita le responde, aquí están, Lecuona, Meme y Samuel Calzado, con un piano bastará para nosotros y la orquesta se sabe de memoria el fragmento de Giselle que hará Alicia, todo esta listo; será un concierto muy especial.

Después de las actuaciones de los artistas invitados, se abrieron de nuevo las cortinas del Gran Teatro y el director se dirigió al público: gracias a la inteligencia artificial, la tecnología y al apoyo de los que hicieron posible el concierto de ABBA, les ofrecemos una segunda parte muy especial, inolvidable, única, diría yo. El público enmudeció, se cerraron las cortinas, volvieron a abrirse en derroche de arte y cubania, en magia de recuerdos y talentos.

El público aplaudía de pie a los artistas que daban lo mejor de si. Cuando Alicia interpretó un fragmento de Giselle, pétalos de rosa cayeron sobre ella, mientras los aplausos y los bravos estremecian el teatro. Al final, Rosita cantó, una vez mas, Sin un reproche, a ella se unieron Celia, Olga, Elena, Moraima, Lourdes; el fragmento, tendré una vida para darla nuevamente, sin un reproche, cobraba una nueva y especial dimensión.

Al terminar el espectáculo e ir al director a felicitarlas, no pudo encontrarlas, ya no estaban; la magia había terminado, pero el recuerdo de ese momento especial se bastaba para la certeza de que no hay imposibles cuando el amor a la patria y libertades hacen de las suyas.

Fotografías tomadas de Google.

El Kentubano, algo más que una revista.

El 31 de diciembre pasado recibí un mensaje inesperado, desde Kentucky me escribían , me decían que habían devorado mi libro “Memorias de un habanero que emigró con el siglo”. Me pedían permiso para publicar algunos de mis escritos en una revista llamada El Kentubano, me pidieron mi dirección para enviarme un ejemplar de la revista, di mi dirección y hace unos días tengo en mis manos un ejemplar de la revista. Créanme que pensé sería una revista pequeña, algo simbólico para unir a la comunidad cubana en Kentucky, como un pretexto para estar en contacto, no es asi, El Kentubano es una revista completa con todo lo necesario. No le falta nada y le sobran ganas y fuerzas en su afán de ser útil a la creciente comunidad cubana en Kentucky.

El Kentubano es capaz de orientar a los cubanos recién llegados a la vez que les da la más cálida de las bienvenidas. Incluye recetas de cocina, si no saben hacer un buen picadillo con papas, en último número pueden encontrar la receta paso a paso.

El Kentubano no olvida raíces, ni alas, nos cuenta historias sobre Cuba, su historia y presente y tiende puentes de unión entre inmigrantes, los ayuda a insertarse, a volar en el nuevo país.

En mi opinión El Kentubano es una revista genial en la intención y la accion, muchas comunidades de cubanos en USA y por el mundo deberían tratar de seguir su ejemplo. Esa fuerza creadora, ese afán de dar la mano, de tener el abrazo dispuesto, ese calor cubano capaz de derretir nieves y penas debe impulsarnos en la unión, en el tender puentes, abrazarnos como hermanos; dándonos algo más que bienvenidas. La comunidad cubana debe insertarse en los países y ciudades que emigra sin perder jamás ese orgullo de ser cubanos que nos caracteriza.

El Kentubano una revista orgullosamente cubana en el corazón de Kentucky que tiende puentes, hermana y une es algo más que una revista; es nuestra acción, nuestra fuerza al estrenar libertades y derechos. Le auguro éxitos, no lo dudo.

Deseo de año nuevo.

Que allá al sur, nuestra Isla haga realidad nuestro sueño mayor, que nuestra bandera ondee libre y feliz anunciando cambios, derechos y libertades. Que el Morro nos guíe en el regreso, que la Caridad del Cobre bendiga nuestro hacer, que las campanas repiquen, libertad, libertad y un abrazo gigante nos una, de una vez y por todas, en esa prometida ” patria con todos y para el bien de todos”.

Una Isla con sueños en espera.

Luisa cuela café, se sienta en el sillón de la sala a saborearlo y a evocar recuerdos; hay muchos que viven de recuerdos, los ayudan a soportar la realidad, la suavizan. Luisa piensa en sus hijos dispersos por el mundo, Joseito en Madrid, trabajando en un hospital y terminando su carrera. Un buen día armó maletas, se fue unos meses después de aquel día que lo llamaron a la oficina del rector para decirle que su comportamiento no estaba acorde con los principios de la revolución, que no cumplía los patrones del hombre nuevo, blah, blah, blah y lo expulsaron sin dejarlo defenderse, sin derecho a réplica. Recuerda como su hijo se deprimió y paso días encerrado en su cuarto sin querer comer, ni hablar con nadie, recuerda la conversación que tuvieron cuando entró a su cuarto sin tocar a la puerta, como un huracán.

– “Yo no te parí para que al primer contratiempo te dejaras vencer y tiraras la toalla, yo parí un hombre capaz de comerse el mundo, de reinventarse ante los golpes de la vida. Qué no puedes terminar tu carrera de medicina aquí, pues la terminas en otro lugar y te conviertes en un gran médico. La vida hay que vivirla, lucharla, golpe por golpe, si te da duro, tu la superas con un triunfo mayor, algun día esos que te negaron la oportunidad de ser médico aquí lamentarán su decisión.

– Pero mami ninguna Universidad de este país me aceptará, ni enfermero podría ser.

– No estoy hablando de las Universidades de este país, yo pienso en grande, no por gusto he soportado golpes y penas y las he vencido, como harás tú. Hablé con Manuel, fue un gran amigo de tu padre, le hablé de ti, él vive en Madrid, una tía lo reclamó hace años, cuando lo botaron del trabajo porque lo vieron besando a un hombre, como si los besos de amor pudieran condenarse; hemos vivido momentos muy duros, tú no eres el único que ha sido golpeado y discriminado, la lista es larga. Manuel ya te consiguió la visa para España, aquí tienes el dinero para que saques el pasaporte y vayas a la embajada cuanto antes.

– Mami, pero irme y dejarte sola, no puedo, Luisita está en Miami con su esposo y su hijo, no mami, yo no te dejo sola.

– Mirame a los ojos, ¿Quién te dijo que voy a estar sola? ¿ Quién te dijo que soy débil, qué tenerlos lejos sería terrible para mí? Tengo 48 años y fuerzas me sobran para retar a la vida. No voy a estar sola, voy a estar con mis recuerdos, con mis sueños y los sueños de ustedes. Tú, te vas y vas a triunfar y tu triunfo será otro triunfo mío, que a la vida se le mira de frente, sin miedo. Tú te vas cargado de sueños, porque hijo, los sueños nada ni nadie puede atrapartelos, ni quitártelos, son tuyos, solo tuyos, atrapados, guardados, para siempre, en tu alma y tu acción. Vas a encontrarte mucha gente queriendo robarte tus sueños, pero tú les vas a demostrar que tus sueños son tan fuertes como para que nadie pueda atrapartelos, solo tú los vas a atrapar fuerte y luchar por ellos”.

Luisa se enjuga una lágrima del recuerdo, saca su celular y mira la foto de su hija con su nieto, suspira y sonríe.

Su hija Luisa siempre quiso ser escritora, presentó unos cuentos a un concurso literario y fueron eliminados; no reflejan la realidad del pais, tienen rezagos pequeños burgueses, le dijeron, fue un duro golpe para sus sueños de ser escritora. Recuerda el viaje de su hija, el adios, su primer libro que le envío con un amigo, sus lágrimas de emoción cuando lo apretaba fuerte contra su pecho.

Luisa toma un sorbo de café, cierra los ojos, alguien toca a la puerta. Es Juana, su vecina de toda una vida, le brinda café, conversan.

– ¿Y esos ojos húmedos mi santa? Pensando en los muchachos seguro.

– Si Juana, son mi vida, soy feliz de saberlos bien, triunfando, haciendo realidad sus sueños y los míos, pero se extrañan; soy fuerte, pero una no es de hierro, aunque lo parezca.

– Tú eres una cojonua, contigo se rompió el molde. Cuando tu marido murió muchos creyeron que ibas a morirte de tanto dolor, a la semana empezaste a trabajar y a echar palante, cuando se fueron tus hijos los despediste con una sonrisa, nadie te vio llorar en las despedidas. Otra parecería un alma en pena, tú no, tú eres brava, no hay golpe, ni ausencia capaz de borrarte tu sonrisa.

– Si, soy fuerte, pero soy humana, una puede con todo o casi todo, pero a veces una lágrima a solas, alivia el alma.

– Yo no sé como puedes Luisa, te admiro.

– Sabes , los recuerdos y los sueños me sostienen y alientan. Ya en unos días es Navidad, este año mis hijos no pueden venir, pero no estaré sola; tengo un montón de hermosos recuerdos y otro montón de sueños que me acompañan siempre.

-Los recuerdos esta bien, nadie te los puede arrebatar, pero los sueños, esos mi santa nos los han robado a todos. Una solo piensa en poner un plato de comida en la mesa y en sobrevivir el día a día; en este país no tenemos sueños, solo pesadillas repetidas. Que es como si un atrapa sueños gigante nos hubiera arrebatado los mejores sueños; como si un cartel gigante dijera, ¡prohibido soñar! Los jóvenes sólo piensan en irse, nadie quiere echar raíces en esta tierra, todos quieren volar, ¡que nos estamos quedando sin gente y sin sueños! Que la gente vende hasta su alma para salir echando. Esto no mejora mi santa, cada día está peor. Cuando una cree que tocó fondo, la cosa empeora, si el período especial fue duro, con esto del ordenamiento nos tienen cagando pelos sin comer mango. Ahora reconocieron el fracaso, recién se dieron cuenta, y no se meten todos en la cárcel o renuncian, coño que no somos un batallón de conejillos de India, somos un pueblo; nos están matando los sueños y las vidas.

– Tienes razón, pero sabes, los sueños nadie puede arrebatarnoslos, son nuestros. Hay que soñar en grande, no darse por vencido, que no hay mal que dure 100 años, aunque parezca que si, ni pueblo que lo resista. Esta Isla dormida un día hará realidad sueños y empeños, se vestirá de gala y hará pagar por sus culpas a tiranos y oportunistas. Cuba se pondrá de pie y con un puñado de sueños en las manos y en la frente nos dará, uno a uno, la realidad de nuestros sueños. Será como si fuera un atrapa sueños gigante que ha ido guardando los sueños de su hijos. No lo dudes, el sueño mayor de “una patria con todos y para el bien de todos” será realidad.

– ¡Que lindo tu hablas! Me emocionaste mi santa.

Las amigas se abrazan, seguras de sueños y voluntades.

Fotografía de una obra de Michel Blazquez. Un día me la envió y me sugirió una historia para ella.

¡Gracias!

Gracias por ser yo y no otro, por mi madre, su presencia basta para ser el más afortunado de los hombres, gracias por la fuerza, los sueños. Gracias por mi patria, mis raíces, por la luz y los intentos.

Gracias por las risas, las lágrimas, por los golpes y los triunfos, todo nos conforma.

Gracias por no darme por vencido y seguir creciendo, por levantarme siempre a pesar de años y penas.

Gracias a este país que me acogió y me dio derechos y libertades.

Gracias a mis amigos y también a mis enemigos, ambos me han hecho mejor persona.

¡Gracias por la vida!

¡Al sur y al norte, mi Habana!

Allá al sur, ella sufre del mal de ausencias, se aprieta el pecho que le duele; hay despedidas que duelen más que un parto.

Se niega a perder sus hijos, a esta angustia constante del próximo adiós. Sabe que un día se quedará sola si no logra detenerlos, quiere volver a reunirlos, ni uno más cruzando las fronteras; lanza un grito que desgarra la noche, sacude su pelo al viento.

Un viejo amigo la saluda, a él también le duelen despedidas, le susurra al oído: temo que él último me apague, sabes, yo quiero iluminar el camino de regreso.

Ella se recuesta en el muro inmenso, trata de componer sus vestidos viejos, de maquillarse un poco el abandono, de dibujarse una sonrisa. Recuerda el pasado y se aburre y duele de adioses sin final.

Mira al este, allá su amiga viste de amarillo, le pide un milagro que detenga estampidas, que ilumine regresos, que rompa cadenas y decretos, que sacuda templos y arroje tiranos. Su amiga le susurra: ten fe, que todo llega.

Allá al norte de la historia muchos sueñan con ella, volver a verla, aunque sea una vez, breve e intensa. Un habanero la dibuja en el recuerdo y le suplica: ¡no te rindas mi Habana, no te rindas!

¡ Todos extrañamos a Cuba!

Son las 3 de la tarde en un barrio habanero, Nena cuela su café, coge varias tacitas, el termo con café y va para el portal; es un ritual del día a día, colar su café y compartirlo con vecinos y recuerdos.

Nena se mece en su sillón y saborea su café, suena el teléfono, es su hijo que vive en Miami, la llama todos los días, a esta hora, es su forma de compartir el café con su madre y sus nostalgias.

– Mami coño, como quisiera estar ahí tomando tu café, voltea el teléfono quiero ver el barrio; uno aquí lo extraña todo, hasta las piedras y extrañar es a veces un dolor en el pecho que sólo hablar contigo puede aliviar.

– Lo sé mi hijo, pero ese extrañar tienes que convertirlo en fuerza para lograr tus sueños; es duro esto de tenerte lejos, pero más duro era tenerte aquí sin futuro, prefiero tenerte lejos, a saberte frustrado, sin futuro y con el miedo constante de que hicieras algo y te metieran preso; no quería que tu fueras uno de esos jóvenes encarcelados por gritar ¡Patria y vida! Extrañar duele mi hijo y mucho, pero es el precio que pagamos por tu futuro y créeme, vale la pena.

– Lo sé mamá, lo sé y no me arrepiento de nada, pero no puedo bloquear este extrañar todo, algo mío quedó allá, contigo.

– Algo mío se fue contigo mi hijo y te cuida y alienta, vela por ti. Te quiero mucho mi hijito.

– Yo también te quiero mucho mami, eres todo para mi, eres mi patria, mi madre, mis recuerdos, mi vida toda, un besote mami.

– Un beso muy grande mi hijito, hablamos mañana, a la hora del café.

– Besos mami, muchos

– Besos mi hijito, cuídate.

Cunda abre la reja, se sienta en uno de los sillones del portal, se sirve una tacita de café.

– Me demoré un poco recogiendo agua, que nos ponemos a darle a la sin hueso y tal vez ya no vuelva a tener agua hasta dentro de 2 o 3 días, ¿hablabas con tu hijo?

– Si, extrana mucho, extrañar duele, los que se van extrañan mucho.

– No solo los que se van, los que estamos aquí también extrañamos a Cuba, ya nada es lo mismo. Mis 3 hijos están fuera, Elenita en Madrid y Albertico y Tony en Miami; extraño cuando venían a almorzar los domingos, ir a visitarlos, extraño mis nietos, sus risas, llevarlos al parque y verlos jugar. Ya nada es igual Nena, nada, Cuba no es lo que soñamos y se extraña allá y aquí.

Pepé llega se sienta, se sirve el café, escucha las últimas palabras de Cunda.

– Pensé iba a perderme el café hoy, estaba en la cola del pollo, nos pasamos el día haciendo colas. Sabes Cunda, tienes razón, todos extrañamos a Cuba, los de allá y los de acá, ya nada es igual. Mi padre luchó por la Revolución, hasta su vida dio por ella, creanme; esta no es la Cuba que el soñó para sus hijos, esta mierda no es el futuro por el que luchó. Te repito, nada es igual. Mis hermanas viven todas en Miami, Miriam, antes de irse vendió la casa, la casa de mis padres, de toda mi vida ya no existe para nosotros y eso lo extraño y duele, tanto como estar fuera de Cuba. Mis hermanas quieren que me vaya, pero ya son 70 años para empezar una nueva vida, ellas me ayudan, pero cambiaría toda esa ayuda por reunirnos en un almuerzo, hacer un arroz con pollo como lo hacía mami y después del almuerzo hacer la sobremesa una o dos horas; esa era mi Cuba, la de todos unidos, la de familias abrazándose, no la de esta estampida y el último que apague el Morro; todos extrañamos esa Cuba.

Las lágrimas corren por la cara de Nena, toma un buche de café y con voz entrecortada dice.

– Tienes razón Pepé, como siempre, esta no es la Cuba que nuestros padres querían para nosotros, esto es un sálvese quien pueda, un me voy pal carajo constante, esto es una mierda. Nuestra Cuba, se nos pierde, se diluye en el recuerdo, es un espejismo. Si tomamos café es porque nos lo mandan desde afuera, si comemos, es porque nos mandan dinero y facturas, los que no tienen familiares afuera se ahogan en la miseria de una Cuba que se resiste a desaparecer del todo. La Cuba que soñamos, ya no existe, se nos pierde, por mas que intentamos, no la alcanzamos. Aquí ya nadie hace boniatillo o natillas y lo comparte con los vecinos, perdemos tradiciones y costumbres y yo no quiero, el pueblo no quiere que esta anormalidad, este desastre se convierta en la rutina de Cuba; nos negamos a esta Cuba que nos quieren imponer.

– Esa es la realidad, ustedes lo han dicho, todos extrañamos a Cuba y todos tenemos que luchar por esa Cuba que soñamos y que nos quieren arrebatar.

Nena sirve café y a su aroma, los tres se abrazan, sin ponerse de acuerdo gritan al viento.

¡No nos podrán arrebatar nuestra Cuba!

Fotografías tomadas de Google.

Nuestra bandera, nuestro himno,nuestra Patria, nos pertenecen a todos los cubanos.

Nuestra bandera, nuestros símbolos patrios, nuestra patria toda, pertenecen a todos los cubanos. Nadie, ni partido, ni ideología tiene el derecho de secuestrarla, de creerse su dueño y darlos o quitarlos según su antojo. Si alguien tiene más derecho sobre nuestros símbolos patrios, es quien mejor le sirve y la ama, quien más orgulloso esta de su condición de cubano, quien los exhibe con el orgullo infinito de saberse cubano, más allá de exilios y prohibiciones.

Recientemente el boxeador cubano Robeisy Ramirez protagonizó, una vez mas, un acto de cubania total, de amor a Cuba pleno y profundo; ese saberse cubano más allá de triunfos y distancias, con Cuba en el alma, alentandolo. Quería una vez mas subir al ring con las notas de nuestro himno y lucir en su short, con orgullo total, nuestra bandera.

Los representantes del gobierno cubano le dijeron a los organizadores de la pelea por el título mundial, que el boxeador cubano, no podría subir al ring acompañado de las notas de nuestro himno, ni lucir orgulloso nuestra bandera. Alguien le aclara a estos señores que nuestro himno, nuestra patria es de todos los cubanos. Muchos exhibimos con orgullos nuestra condición de cubanos; ser cubanos no tiene que ver con ideologías, ni lugares de residencia. Ser cubanos es sentir ese orgullo infinito de serlo, mirar nuestra bandera y amarla libre e invencible, ondeando al viento de libertades y futuros en la palma más alta.

Cuando Robeisy subía al ring miles de cubanos entonaban nuestro himno y le regalaban sus notas más altas, nuestra bandera, inmensa y de todos, desde el asta más alta se inclinó a bendecirlo, asegurando victorias y cubanias. En sus guantes invencibles con orgullo total, como talismán de la buena suerte, nuestra bandera.

Señores, nuestra Patria , sus símbolos, pertenecen a todos los cubanos, no es atributo de partidos o ideologías, ¡es de todos! Basta ya de creerse dueños de lo que no les pertenece. Al final nuestra bandera es de quien más la ama y honra, de quien le ofrece su amor y sacrificio y no de quien vive de ella y la usa a su antojo, es de la patria y de la vida.