Un concierto de cubania, recuerdos y futuros.

Después de las manifestaciones que estremecieron la Isla, el gobierno no tuvo otra opción que convocar a elecciones libres. El partido del pueblo ganó por amplia mayoría, un nuevo gobierno con amplio apoyo popular se estableció. El recién estrenado ministro de cultura decidió organizar un concierto especial en el Gran teatro Garcia Lorca. Se cursaron invitaciones a figuras del exilio; Gloria Estefan, Willy Chirino, Annia, Mirtha, Lourdes Libertad, Meme Solis, Maylu, las Diego y muchos mas. Por un error en la impresión del programa en lugar de imprimir en homenaje a, incluyeron en el programa a prominentes figuras que ya no estaban entre nosotros.

La noche del concierto el director general es llamado urgentemente, un gran revuelo detrás del escenario amenaza con hacer imposible el espectáculo. Allí, listas para salir a escena, estaban Rosita Fornés, Alicia Alonso, Celia Cruz, Olga Guillot, Elena, Moraima, Lourdes Torres abrazando a Lourdita emocionada. El director atónito las mira y les dice: ¿qué hacen ustedes aquí? Ustedes están… están. Sin poder terminar la frase Rosita lo interrumpe: estamos aquí y eso es lo que importa, ¿tú crees que nos íbamos a perder este concierto? Ustedes nos pusieron en el programa, el público nos esta esperando, somos profesionales y no vamos a defraudarlos. Celia le dice al director¿ tú sabes el tiempo que llevamos esperando este momento? Nadie va a impedir que salgamos a escena. Alicia, lista para ser nuevamente Giselle, le dice: este es mi teatro y ni tú, ni nadie podrá impedir que salgamos a escena, es mejor que hagas los arreglos y que todo esté listo, no voy a tolerar errores. El director bajó la cabeza y dijo: será como ustedes quieran, haré algunos arreglos, una duda, ¿el acompañamiento musical esta garantizado? Rosita le responde, aquí están, Lecuona, Meme y Samuel Calzado, con un piano bastará para nosotros y la orquesta se sabe de memoria el fragmento de Giselle que hará Alicia, todo esta listo; será un concierto muy especial.

Después de las actuaciones de los artistas invitados, se abrieron de nuevo las cortinas del Gran Teatro y el director se dirigió al público: gracias a la inteligencia artificial, la tecnología y al apoyo de los que hicieron posible el concierto de ABBA, les ofrecemos una segunda parte muy especial, inolvidable, única, diría yo. El público enmudeció, se cerraron las cortinas, volvieron a abrirse en derroche de arte y cubania, en magia de recuerdos y talentos.

El público aplaudía de pie a los artistas que daban lo mejor de si. Cuando Alicia interpretó un fragmento de Giselle, pétalos de rosa cayeron sobre ella, mientras los aplausos y los bravos estremecian el teatro. Al final, Rosita cantó, una vez mas, Sin un reproche, a ella se unieron Celia, Olga, Elena, Moraima, Lourdes; el fragmento, tendré una vida para darla nuevamente, sin un reproche, cobraba una nueva y especial dimensión.

Al terminar el espectáculo e ir al director a felicitarlas, no pudo encontrarlas, ya no estaban; la magia había terminado, pero el recuerdo de ese momento especial se bastaba para la certeza de que no hay imposibles cuando el amor a la patria y libertades hacen de las suyas.

Fotografías tomadas de Google.

¡ Todos extrañamos a Cuba!

Son las 3 de la tarde en un barrio habanero, Nena cuela su café, coge varias tacitas, el termo con café y va para el portal; es un ritual del día a día, colar su café y compartirlo con vecinos y recuerdos.

Nena se mece en su sillón y saborea su café, suena el teléfono, es su hijo que vive en Miami, la llama todos los días, a esta hora, es su forma de compartir el café con su madre y sus nostalgias.

– Mami coño, como quisiera estar ahí tomando tu café, voltea el teléfono quiero ver el barrio; uno aquí lo extraña todo, hasta las piedras y extrañar es a veces un dolor en el pecho que sólo hablar contigo puede aliviar.

– Lo sé mi hijo, pero ese extrañar tienes que convertirlo en fuerza para lograr tus sueños; es duro esto de tenerte lejos, pero más duro era tenerte aquí sin futuro, prefiero tenerte lejos, a saberte frustrado, sin futuro y con el miedo constante de que hicieras algo y te metieran preso; no quería que tu fueras uno de esos jóvenes encarcelados por gritar ¡Patria y vida! Extrañar duele mi hijo y mucho, pero es el precio que pagamos por tu futuro y créeme, vale la pena.

– Lo sé mamá, lo sé y no me arrepiento de nada, pero no puedo bloquear este extrañar todo, algo mío quedó allá, contigo.

– Algo mío se fue contigo mi hijo y te cuida y alienta, vela por ti. Te quiero mucho mi hijito.

– Yo también te quiero mucho mami, eres todo para mi, eres mi patria, mi madre, mis recuerdos, mi vida toda, un besote mami.

– Un beso muy grande mi hijito, hablamos mañana, a la hora del café.

– Besos mami, muchos

– Besos mi hijito, cuídate.

Cunda abre la reja, se sienta en uno de los sillones del portal, se sirve una tacita de café.

– Me demoré un poco recogiendo agua, que nos ponemos a darle a la sin hueso y tal vez ya no vuelva a tener agua hasta dentro de 2 o 3 días, ¿hablabas con tu hijo?

– Si, extrana mucho, extrañar duele, los que se van extrañan mucho.

– No solo los que se van, los que estamos aquí también extrañamos a Cuba, ya nada es lo mismo. Mis 3 hijos están fuera, Elenita en Madrid y Albertico y Tony en Miami; extraño cuando venían a almorzar los domingos, ir a visitarlos, extraño mis nietos, sus risas, llevarlos al parque y verlos jugar. Ya nada es igual Nena, nada, Cuba no es lo que soñamos y se extraña allá y aquí.

Pepé llega se sienta, se sirve el café, escucha las últimas palabras de Cunda.

– Pensé iba a perderme el café hoy, estaba en la cola del pollo, nos pasamos el día haciendo colas. Sabes Cunda, tienes razón, todos extrañamos a Cuba, los de allá y los de acá, ya nada es igual. Mi padre luchó por la Revolución, hasta su vida dio por ella, creanme; esta no es la Cuba que el soñó para sus hijos, esta mierda no es el futuro por el que luchó. Te repito, nada es igual. Mis hermanas viven todas en Miami, Miriam, antes de irse vendió la casa, la casa de mis padres, de toda mi vida ya no existe para nosotros y eso lo extraño y duele, tanto como estar fuera de Cuba. Mis hermanas quieren que me vaya, pero ya son 70 años para empezar una nueva vida, ellas me ayudan, pero cambiaría toda esa ayuda por reunirnos en un almuerzo, hacer un arroz con pollo como lo hacía mami y después del almuerzo hacer la sobremesa una o dos horas; esa era mi Cuba, la de todos unidos, la de familias abrazándose, no la de esta estampida y el último que apague el Morro; todos extrañamos esa Cuba.

Las lágrimas corren por la cara de Nena, toma un buche de café y con voz entrecortada dice.

– Tienes razón Pepé, como siempre, esta no es la Cuba que nuestros padres querían para nosotros, esto es un sálvese quien pueda, un me voy pal carajo constante, esto es una mierda. Nuestra Cuba, se nos pierde, se diluye en el recuerdo, es un espejismo. Si tomamos café es porque nos lo mandan desde afuera, si comemos, es porque nos mandan dinero y facturas, los que no tienen familiares afuera se ahogan en la miseria de una Cuba que se resiste a desaparecer del todo. La Cuba que soñamos, ya no existe, se nos pierde, por mas que intentamos, no la alcanzamos. Aquí ya nadie hace boniatillo o natillas y lo comparte con los vecinos, perdemos tradiciones y costumbres y yo no quiero, el pueblo no quiere que esta anormalidad, este desastre se convierta en la rutina de Cuba; nos negamos a esta Cuba que nos quieren imponer.

– Esa es la realidad, ustedes lo han dicho, todos extrañamos a Cuba y todos tenemos que luchar por esa Cuba que soñamos y que nos quieren arrebatar.

Nena sirve café y a su aroma, los tres se abrazan, sin ponerse de acuerdo gritan al viento.

¡No nos podrán arrebatar nuestra Cuba!

Fotografías tomadas de Google.

Nuestra bandera, nuestro himno,nuestra Patria, nos pertenecen a todos los cubanos.

Nuestra bandera, nuestros símbolos patrios, nuestra patria toda, pertenecen a todos los cubanos. Nadie, ni partido, ni ideología tiene el derecho de secuestrarla, de creerse su dueño y darlos o quitarlos según su antojo. Si alguien tiene más derecho sobre nuestros símbolos patrios, es quien mejor le sirve y la ama, quien más orgulloso esta de su condición de cubano, quien los exhibe con el orgullo infinito de saberse cubano, más allá de exilios y prohibiciones.

Recientemente el boxeador cubano Robeisy Ramirez protagonizó, una vez mas, un acto de cubania total, de amor a Cuba pleno y profundo; ese saberse cubano más allá de triunfos y distancias, con Cuba en el alma, alentandolo. Quería una vez mas subir al ring con las notas de nuestro himno y lucir en su short, con orgullo total, nuestra bandera.

Los representantes del gobierno cubano le dijeron a los organizadores de la pelea por el título mundial, que el boxeador cubano, no podría subir al ring acompañado de las notas de nuestro himno, ni lucir orgulloso nuestra bandera. Alguien le aclara a estos señores que nuestro himno, nuestra patria es de todos los cubanos. Muchos exhibimos con orgullos nuestra condición de cubanos; ser cubanos no tiene que ver con ideologías, ni lugares de residencia. Ser cubanos es sentir ese orgullo infinito de serlo, mirar nuestra bandera y amarla libre e invencible, ondeando al viento de libertades y futuros en la palma más alta.

Cuando Robeisy subía al ring miles de cubanos entonaban nuestro himno y le regalaban sus notas más altas, nuestra bandera, inmensa y de todos, desde el asta más alta se inclinó a bendecirlo, asegurando victorias y cubanias. En sus guantes invencibles con orgullo total, como talismán de la buena suerte, nuestra bandera.

Señores, nuestra Patria , sus símbolos, pertenecen a todos los cubanos, no es atributo de partidos o ideologías, ¡es de todos! Basta ya de creerse dueños de lo que no les pertenece. Al final nuestra bandera es de quien más la ama y honra, de quien le ofrece su amor y sacrificio y no de quien vive de ella y la usa a su antojo, es de la patria y de la vida.

Un grito de ¡Patria y vida! En un barrio habanero.

Un barrio habanero, uno de esos barrios donde no llegan turistas, ni discursos. Temprano en la mañana Cary cuela su café, ella lo llama el café de la amistad, un amigo de hace más de 50 años se las arregla para enviarle, cada vez que puede, un paquete de café Bustelo, siempre le dice que es un café especial, con poderes; el aroma invade la humilde casita, el barrio, casi conquista la ciudad que despierta a un aroma que casi había olvidado. Alguien toca a la puerta.

– Cary abre, soy yo Reglita, abre por tu madre que entre las noticias y este olor a café estoy como que a punto de gritar.

– Entra mujer, vamos para la cocina a tomarnos el café, recién colé y este es del bueno.

Reglita y Cary disfrutan el café casi en extasis.

– Ave María purisima, esto si es café y no la mezcla esa de mierda que nos dan en la bodega, esto levanta a un muerto.

– Eres tremenda Regla, oye y ¿Qué son esas noticias que te alborotan?

– Esta niña tú estas en el pueblo y no ves las casas, tú no te enteras de na’.

– Sabes que no veo la televisión cubana, ya me aburrí de discursos y mentiras, una se harta de que se crean que somos idiotas. Para no disgustarme, no veo nunca el noticiero, ni mesas redondas ni nada que se le parezca.

– Niña ahora quieren. Que criemos peces en las casas , te imaginas en cada casa cubana unos tanques enormes con chernas, pargos o tilapias.

– Alabao, eso no se le ocurre ni al que asó la manteca, ven vamos para la sala que tengo que sentarme antes que me de un soponcio.

– Mi santa ¿te imaginas en todas las cuarterias de la Habana vieja un tanque con pescados? Derrumbe total con inundaciones incluidas.

– ¿Qué inundaciones, que tanques de agua? Si en esta ciudad el agua viene cada 4 o 7 días y apenas alcanza para lavar, bañarse y cocinar, de donde coño vamos a sacar agua para criar peces. Esta gente se mueve en círculos, repiten estupideces una tras otra, ¿te acuerdas cuando repartieron pollitos para que los criaramos y al final todos se morían?

– Ellos comiendo bien y nosotras criando pollitos, pescados, persiguiendo avestruces y jutías, ¡Hasta cuando Caridad del Cobre, hasta cuando!

– Es una falta de respeto, que manera de comer mierda y burlarse del pueblo y despues sale uno y habla de independencia o soberanía alimentaria y pide respuestas; caballero si ellos son los culpables de todo este desastre, si ni azúcar tenemos ya, han arruinado el país y no tienen bolas para admitirlo y dar paso a soluciones verdaderas.

– Ay Cary, que nos hemos puesto viejas oyendo promesas y consignas y esto cada vez está peor, que los jóvenes andan locos buscando un patrocinador pa’ irse de esta mierda y duele ver un pueblo en estampida.

Tocan a la puerta, Cary dice:

– Entra, está abierta.

Es Cunda la presidente del comité

-Estoy con dolor de cabeza desde ayer por falta de café, pasaba y sentí ese olorcito y me dije, Cary no le va a negar un buchito de café a esta negra.

Cary va a la cocina y regresa con un termo y una taza.

– Toma mujer , disfrutalo que es del bueno, de la Yuma.

– Esto es la gloria, la vida misma.

Reglita mira sonriendo a Cunda y le pregunta.

– Ven acá mi santa, ¿ya tu tienes tu tanque para criar los pescados esos que dicen?

– No andes en esa gaveta que tiene cucarachas, que tanque, si no tengo tanque ni para guardar el agua que viene cada 5 días y si me dan un pescado de esos que tú dices, me lo como aunque sea hervido, que tengo una lejanía de caldero que hasta creo que tengo anemia.

Cary, sonriente y asombrada le dice a Cunda:

– Cunda tú, la trabajadora de avanzada, la comecandela hablando así, ¡yo me quedo boba!

– Lo reconozco, yo me creí todas las promesas, trabajé muy duro para hacerlas realidad, yo fui de Patria o Muerte y me dieron la muerte en vida como única opción; estoy cansá, aburría de tanto engaño, de tanto desprecio al pueblo, de tanta burla, ¡cojones! que somos seres humanos y no un rebaño de vacas esperando le tiren un mazo de hierba.

Cunda llora, un llanto de esos que salen del alma, de frustraciones acumuladas, de sueños rotos.

Cary va a la cocina.y le trae un vaso de agua.

– Toma mujer, cálmate, sé que es duro, durisimo, pero no podemos tiranos a morir, hay que seguir mi santa, esto tiene que resolverse de alguna manera, es más de lo que podemos soportar.

Cunda toma el agua y se seca las lágrimas mira a sus vecinos de toda una vida, se lleva las manos al pecho y grita

– ¡Patria y Vida coño! Patria y vida pa’ tos nosotros.

Cunda, Reglita y Cary se abrazan llorando de emoción, Patria y vida repitan una y otra vez.

Desde el termo, aún caliente el café sonríe , se sabe hacedor de milagros, despertares y esperanzas.

Fotografía tomada de Google o tal vez de alguna página de Facebook.

Lo que se llevaron los vientos de Ian.

Hoy no pensaba escribir, pensé tomarme el domingo como un descanso total, mis amigos más antiguos, no por viejos, sino por los años que hace nos conocemos, me pidieron escribiera algo sobre Ian, ese terrible huracán que golpeo con furia el occidente de Cuba y el centro de la Florida. Les aclaré que me dejaría llevar por las musas, que no me pondría trabas, hágase la voluntad de las musas y no la mía.

Acá en la Florida las pérdidas han sido enormes, es el huracán que más pérdidas ha causado en daños materiales, la cifra en números redondos, supera la de los huracanes anteriores. El gobierno federal aprobó ayuda de inmediato, sin tener en cuenta si el estado era azul o rojo, demostrando que este gobierno es de todos, no sólo de los que votaron por él. Poco a poco la gente se recuperará y aunque el momento actual espanta, no faltarán ayuda oportuna, prestamos, créditos; duelen los muertos que estoy seguro serán numerosos y que en muchos casos si se hubieran evacuado, se hubieran podido evitar, pero siempre abundan los cabezones que se creen que se las saben todos y exponen sus vidas y la de sus familiares. Mientras el huracán azotaba estuve en contacto con una amiga que vive en Cape Coral y sus mensajes me espantaban, después supe que los daños no pasaron de un techo que voló y otras pérdidas materiales, por suerte todos están bien, seguros que pronto todo volverá a la normalidad. El norte se recupera poco a poco, se sacude el agua y apuesta al futuro.

Allá al sur, donde habitan mis memorias, mis fantasmas, Ian se ensañó con furia, destruyó casas, cosechas, tendidos eléctricos, como decimos nosotros: les dio con todo. Inundaciones y un viento fuerte que no perdonó miserias, ni angustias.

Allá, al sur, Ian se llevó algo más que techos, casas, cosechas, postes del tendido eléctrico, Ian se llevó el miedo, el temor a reclamar derechos, a gritar basta, a decidirse a ser parte de la historia, a elegir rumbos y caminos. Que un gobierno tiene que cumplir su función interna y garantizar pan y paz a su pueblo, ¡coño! que la gente se cansa y aburre de promesas y consignas; que la mayor consigna es el derecho a la vida, a una vida digna en el sentido exacto de la palabra, que no reclaman lujos, piden lo esencial para poder vivir y no morir en el intento.

La gente tiene todo el derecho a expresarse, a reclamar derechos, Ian se llevó el miedo, barrió con él, lo hundió en el fondo de esa mar profundo y azul que nos rodea. Entendieron que no tienen nada que perder, solo prohibiciones, miserias, angustias, que de la potencia médica solo queda el recuerdo, que lo que una vez se exhibía con orgullo hoy da vergüenza y dolor, que el viento se llevó miedos y vendas en los ojos y un pueblo mira de frente su estado actual y se niega a continuar así. Que la patria prometida es “para todos y para el bien de todos”, no solo para un grupo que disfruta del poder y sus ventajas. El pueblo tiene hambre de pan y libertades y va por ellas, no lo duden.

Algunas tormentas llegan para limpiar el camino, para llevarse miedos y poner un pueblo de pie, hay vientos capaces de llevarse miedos, abulias, estremecen cimientos y anuncian amaneceres; algo bueno dejó la tormenta; un pueblo de pie reclamando derechos, que se niega a ponerse de rodillas. Allá al sur, un pueblo se sacude cadenas y apuesta al futuro.

Una casa en venta.

La Habana, un barrio cualquiera.

Chela se sienta en el portal y revisa recuerdos y sueños, ella, como muchas más, estaba decidida a irse del país. Nunca antes había pensado en irse, comenzó a planear su salida del país cuando su madre, su ancla a esta tierra, murió. Tuvo que pensarlo mucho, sopesar pros y contras; su hijo del otro lado del mar inclinó definitivamente la balanza, las dificultades actuales también le dieron el empujón que le faltaba para decidirse; abandonar la tierra donde se nació y se ha vivido toda una vida, es difícil, hay que tener valor para mirar al futuro cara a cara y desafiarlo sin miedo.

Tienes que comenzar a vender los muebles y todo lo que tengas de valor le dijeron sus amigos.Chela los miraba y callaba.

Nena, la vecina de enfrente, casi de la familia, la vio sentada en el portal, abrió la reja del jardín, la saludo y se sentó junto a ella, mirándola a los ojos le dijo:

– ¿Cuándo vas a empezar a vender los muebles, los adornos? No puedes esperar hasta el último momento.

-¡Vender estos muebles, estos adornos! No podría, aqui esta la historia de mi vida, entre estos muebles anda el fantasma de mi madre, todos mis recuerdos, mi infancia. Aquí nací y envejecí, prefiero dejarla así intacta hasta el último día. Tengo que recordarla siempre así.

– Dejate de romanticismos, tienes que ser realista, el viaje te cuesta un montón de dinero y tu hijo sólo no puede pagarlo todo, son tú y tu esposo, tienes que ayudarlo con los gastos. Tus recuerdos están contigo y contigo irán donde quiera que vayas. No serás la primera ni la última en dejar atrás casa y recuerdos, piensa en cuanta gente dejó mucho más que tú y emigró a otras tierras y se inventó otra vida. Aterriza Chela que con recuerdos no vas a pagar tu viaje, ponte pa’ esto y deja la guanajera.

Chela la miró a los ojos, sacudió la cabeza.

– Tengo que pensarlo, no es fácil para mi. Mis hermanos se fueron, pero aquí estaba todo intacto esperándolos al regreso, su lugar aquí los aguardaba, venían y era como si nunca se hubieran ido, todo volvía a ser como antes, yo no Nena, cuando me vaya no tendré adónde volver; una vida no cabe en una maleta. Vender todo es difícil ¿y la casa? ¿Cómo le propongo a alguien la venta? Tendría que decir: se vende una casa llena de recuerdos y fantasmas, con risas y lágrimas, cansada de adioses y regresos, si se queda con todos los recuerdos y promete cuidarlos, alimentarlos, podría hacerle una rebaja, en cada habitación hay historias que cobran vida cada noche. Si me preguntaran el motivo de la venta tendría que decir: no nos queda ni una esperanza y voy en busca de ellas, me cansé de promesas y consignas y quiero mirar al futuro sin espanto, me cansé de familias dispersas por el mundo, prohibiciones, miserias y angustias, quiero luz, pero no solo la que ilumina una casa, quiero la que ilumina rutas y sueños; me voy, pero dejo mis fantasmas cuidando recuerdos y regresos; me voy a vivir y eso justifica todo.

– Pues no lo pienses más y a poner todo en venta, como dice la gente: aprieta el culo y dale a los pedales. Una vida no cabe en una maleta, pero en un corazón caben todos los recuerdos.

Chela se quedo sola, caminó por la casa acariciando objetos y recuerdos, las lágrimas recorrían su rostro y el dolor apretaba su pecho. Entró al cuarto de su madre, acarició la cómoda, las fotos sobre el espejo, el escaparate, se acostó en su cama, sintió sus brazos y su aliento, sus lágrimas se detuvieron. Continuó recorriendo la casa, ya no estaba sola, una sombra dulce, cálida, la acompañaba. Llegó al cuarto del fondo, escuchó las risas de sus hermanos, sus voces contando historias. Abrió la ventana que da al patio y el sol la envolvió, una voz dulce le susurró al oído, no temas, yo estaré allá con ustedes y aquí con los recuerdos, vete tranquila.

Chela se volvió buscando a quien le hablaba, miró el cuarto vacío, sentía unos brazos que la abrazaban fuerte y un aliento que le daba fuerzas y esperanzas; vio a su esposo en el patio arreglando el auto.

-Pancho empieza a venderlo todo, hasta la casa, los recuerdos no, ¡esos me los llevo todos!

Un rayo de esperanza entre tanto humo negro.

Allá en La Habana de todos Chencha mira al cielo cubierto por un humo negro espeso e irritante.

-¿Juana y ese humo negro que cubre el cielo?

– Los tanques de petróleo ardiendo. Ay Chencha tu estas en el pueblo y no ves las casas, tú no sabes que un rayo cayó en uno de los tanques de petróleo en Matanzas y ya son 3 los que arden.

– Ay mi santa es que entre los apagones y hacer las colas para luchar que poner en la mesa, no tengo tiempo para más ná.

– Pues vete preparando para más apagones, la termoelectrica Antonio Guiteras ya salió de servicio, esto es el acabose mi negra, no hay más ná.

– ¿ Qué hicimos coño, qué hicimos? Para merecer todo esto.

– Te acuerdas cuando la gente rompió las imágenes de la Caridad del Cobre que tenían en los jardines, recuerdas que adoramos un hombre como si fuera Dios.

– Recuerdo todo eso y mucho más, pero sabes, yo creo que no es tanto lo que hicimos como lo que no hicimos. Aplaudiamos todo y apoyábamos todas las medidas por muy absurdas que fueran. Abríamos la boca sólo para repetir consignas, nunca para protestar, los dejamos hacer mi santa, eso es lo que no hicimos, protestar, hacernos oír, que tuvieran que contar con nosotros. Coño que no somos un rebaño de carneros, ni ratones siguiendo a un flautista, somos un pueblo con derecho de elegir caminos, de decir hasta aquí y parar todos esos disparates que solo lograron arruinar al país.

– Ay Chencha tu no veras los noticieros, pero que lindo hablas, oyendote hasta se me quito el dolor que tenía en el pecho.

– Ese dolor tenemos que convertirlo en fuerza para reclamar derechos que está bueno ya que un grupo se crea dueño del país, esta tierra y este cielo es de todos carajo, de todos los que hemos nacido aquí y todos tenemos derecho a ser escuchados, a elegir caminos, que hay aire para todos no para un grupito de barrigones y vive bien que se han olvidado del pueblo. Vamos para la cocina, voy a colar un poco de café, Patricia antes de irse me regaló un paquete de Bustelo que le había mandado su hermano, el escritor, eso si es café.

Chencha cuela el café y el aroma invade la modesta casita de Playa. Chencha y Juana se sientan a saborearlo, por un segundo olvidan problemas y disfrutan el café.

– Chencha, ¿es verdad que la culpa de to’ la tiene el bloqueo?

– Juana a ti el picadillo de soya te jodío el cerebro. La culpa de todo la tiene la mala administración, coño que este país era el primer exportador de azúcar del mundo y ahora casi ni centrales tenemos, cruzando vacas, se acabó con la vaquita cubana, te acuerdas del cruce de la Holstein y la Cebú, pues ahora ni Holstein, ni Cebú, ni carne de puerco tenemos ya, te acuerdas del cordón de La Habana y de otros disparates más, esto es un desastre, han arruinado el país y no tienen cojones para reconocerlo. El bloqueo ha afectado, no lo dudo, pero los culpables son ellos, lo que pasa es que el bloqueo les sirve como justificación de todos sus desastres.

– Yo me quedo boba escuchándote, ya se me había olvidado que estudiaste economía y que eras una fiera en to’ eso.

-Estoy cansá Juana aburría de oír tantos cuentos, ojalá hubieran quitado el bloqueo hace años a ver a quien coño le iban a echar la culpa. Estan tirando piedras y no aciertan una, como diría mi difunto esposo, dando patás de ahogao. Y el pueblo ya no aguanta más, que una quiere vivir y no morirse esperando un milagro. Ahora venden el dolar a 120 o 110, como si una tuviera mucho dinero para comprarlo. Patricia me dijo que su hermano, ese si que es un santo, me iba a mandar un dinerito, que no le sobra, pero no quiere saber que yo me estoy muriendo de hambre y va a ayudarme. Yo no quiero vivir así, no trabajé toda la vida para verme así en mi vejez.

– Antes nos creíamos las promesas y teníamos esperanzas, ya ni eso.

– Sabes, yo no pierdo las esperanzas, mi esperanza está en la juventud, en este pueblo que tensa fuerzas y pare futuros, en ellos confío.

Chencha y Juana salen al portalito y miran al cielo, entre el humo negro un rayo de sol se abre camino iluminando la esperanza.

Al sur arde algo más que tanques de petróleo.

Cuba duele en el alma de todos sus hijos, no importa donde estemos, los años de exilio, ni el tiempo sin volver. En ocasiones ese dolor aprieta fuerte el pecho y uno se siente impotente, incapaz; quisiera tener medios, recursos, fuerzas para cambiar el curso de la historia y darle paz y pan a nuestro pueblo.

Allá al sur arde algo más que tanques de petróleo, un humo negro oscurece, aún más, esperanzas perdidas y sueños rotos.

No es politizar un hecho, no es oportunismo casual, es suma de errores e incapacidades, un no saber hacer constante, décadas de abandono. No me hablen del bloqueo, ya me aburren, quiero escuchar reconocer errores, convocar al pueblo a buscar soluciones y buscar salidas, sin un grupo que disfrute y un pueblo que se jode.

Que la gente se cansa de escuchar consignas obsoletas y discursos repetidos, que están hartos de miserias y promesas incumplidas.

Allá al sur, arden tanques y miserias, arde un pueblo que tensa fuerzas y no lo duden, sabrá usarlas para hacer caminos.

Duelen los muertos, duele la gente sin futuro, las noches oscuras y las mesas vacías, duele la gente viajando a Nicaragua, arriesgando sus vidas por encontrar la vida, duele un pueblo entero.

Allá al sur, arde algo más que tanques de petróleo.

El rostro de La Habana.

Un día dije que la Habana era una ciudad de mil rostros, hoy tiene el rostro tenso, contraído de angustias y escaseces, de espantos, prohibiciones y adioses, a veces ríe para no perder la razón, mientras una lágrima delata su tristeza.

Mi Habana sufre en silencio males y éxodos, teme un día amanecer desierta, con políticos encerrados en oficinas y calles desiertas de lágrimas y risas.

Ya no usa maquillaje, ya no trata de esconder miserias, sería ridículo en momentos de espanto, de colas interminables, apagones repetidos, de precios por las nubes, de ancianos y niños abrazados, sin sueños, ni futuro.

Hoy la Habana duele. Toda Cuba duele, es un dolor que no se calma, que sólo una acción mayor calmaría.

A su lado, arde Matanzas y un humo negro cubre el cielo, no deja ver el sol, ni la esperanza.

Hoy Cuba se estremece, cansada de promesas obsoletas, de éxodos sin fin, prohibiciones impuestas, discursos sin sentido.

La Habana lava su rostro en aguas del futuro, se refresca la mirada, sobre derrumbes se levanta, mira al Cobre y grita: Cachita, dales la fuerza para hacer el milagro y seamos, de una vez y por todas, “de todos y para el bien de todos”

No más Historias repetidas.

Allá, al sur, repiten historias y consignas, nadie las cree, no encuentran eco en la miseria .

Historias repetidas hasta el cansancio, donde muchos se cansaron, para siempre, esperando un futuro que no llega.
Con unas ganas enormes de historias nuevas, de inventarse patria y vida en cada esquina de la vida.

Sueñan con éxodos detenidos, con un pueblo, hombro con hombro, salvando la patria, haciendo vidas. Están hartos de historias repetidas, de discursos y palabras, quieren hechos y están dispuestos a hacerlos con sus manos.

Voltean el rostro al mañana, miran al Cobre y le piden a Cachita ese milagro de “una patria con todos y para el bien de todos”; Cachita les sopla en un susurro: háganla ustedes.

Fotografía tomada de Google.