Cuba duele en el alma de todos sus hijos, no importa donde estemos, los años de exilio, ni el tiempo sin volver. En ocasiones ese dolor aprieta fuerte el pecho y uno se siente impotente, incapaz; quisiera tener medios, recursos, fuerzas para cambiar el curso de la historia y darle paz y pan a nuestro pueblo.
Allá al sur arde algo más que tanques de petróleo, un humo negro oscurece, aún más, esperanzas perdidas y sueños rotos.
No es politizar un hecho, no es oportunismo casual, es suma de errores e incapacidades, un no saber hacer constante, décadas de abandono. No me hablen del bloqueo, ya me aburren, quiero escuchar reconocer errores, convocar al pueblo a buscar soluciones y buscar salidas, sin un grupo que disfrute y un pueblo que se jode.
Que la gente se cansa de escuchar consignas obsoletas y discursos repetidos, que están hartos de miserias y promesas incumplidas.
Allá al sur, arden tanques y miserias, arde un pueblo que tensa fuerzas y no lo duden, sabrá usarlas para hacer caminos.
Duelen los muertos, duele la gente sin futuro, las noches oscuras y las mesas vacías, duele la gente viajando a Nicaragua, arriesgando sus vidas por encontrar la vida, duele un pueblo entero.
Allá al sur, arde algo más que tanques de petróleo.