Otro 14 de febrero y aún  te espero. 

No sé en que rendija de la vida y los sueños, escapaste de mis brazos. Estos brazos con unas ansias enormes de encontrarte y retenerte para siempre, preguntandome a diario, cuándo llega.

Ignoro si acaso una vez te tuve, a veces los sueños se confunden con la vida y uno va de loco, cazando mariposas que no existen.

Amor mió,  que esperas oculto en el último rincón  de mis fantasmas, otro año mas sin encontrarnos. Sin recostarnos en nuestros hombros y descansar, con esa certeza que sólo da el amor verdadero. Sin tomarnos las manos y decir en un susurro;  todo estará bien y creérnoslo, saber que mientras estemos juntos, todo estará bien.

Tengo un regalo enorme para cada 14 de febrero  y cada 15 de febrero vuelvo a guardarlo, confiado que el próximo vendrás por él. Se que lo harás. 

Esto de andar enamorado por la vida, inventarse historias y alas, hay noches que no basta. 

Te espero siempre, estrenando besos y palabras, en el estreno supremo de mi mismo,  a la vuelta del camino, te espero. Sin angustias, sin temores, sé que vendrás. Porque allá en algun rincon de la galaxia, tú, también  me buscas.


Fotografia tomada de Google.

Lázaro, regresa a casa.

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Mis amigos saben que uno de los sitios obligados a visitar por mí, en cada viaje a La Habana es la iglesia de San Lázaro en el Rincón. Siempre voy llevando a mami del brazo, sosteniéndonos ambos, con amor y Fe.

Desde que nos bajamos del auto, sabia que seria una visita especial, algo en el aire lo anunciaba, lo presentía. Nos recibía una iglesia pintada, restaurada en su totalidad, conservando su humildad y encanto, su magia.

Por vez primera, antes de entrar a la iglesia, vimos a un hombre cumpliendo una promesa. Desde la entrada, de rodillas, avanzaba hacia la iglesia, le hice algunas fotos. Sus familiares le ayudaban. No se detuvo hasta llegar al altar, allí siguió de rodillas, dando gracias, orando, con Fe.

Cuando llegamos frente al altar de San Lázaro, mami y yo nos sorprendimos; Lázaro había cambiado su imagen. Despojado de lujos y vestiduras de obispo, prefería vestir de mendigo, humilde y enfermo, con sus perros acompañándolo. En la mano derecha el cencerro que llevaban los leprosos para anunciar su paso, la izquierda extendida, pidiendo limosna. Hasta imagine que nos decía; tarde, pero ya estoy de vuelta, este es mi lugar.

Sin dudas, esta imagen es la que buscan y veneran todos los que llegan al Rincón, cumpliendo promesas, orando con fe o conversando con Dios. Siempre digo que Dios esta en todas partes, pero por alguna razón desconocida, tal vez por su ausencia de lujos o la fe de los que la visitan; su presencia en este lugar, la siento mas fuerte, mas intensa. Es mi lugar preferido para orar, para dar gracias y de rodillas, con mami apoyada en mi hombro decir; Gracias por este encuentro, gracias por todo.

En esta visita vivimos un momento superespecial. Como Si Lázaro mendigo, en su regreso a casa, nos regalara un milagro, un milagro de amor y Fe. El cura, un muchacho joven, llamo a todos a sentarse frente al altar mayor, dijo una oración a la Virgen María, nos pidió que nos acercáramos para bendecirnos y rociarnos con agua bendita. Yo, entre la gente, trataba de llevar a mami cerca de él, quería que la bendijera de forma especial, cuando estuviéramos cerca pensaba pedírselo. Cuando nos acercábamos al altar, el cura vio a mami, se acercó a ella, le puso la mano en su cabeza y dijo una oración bendiciéndola a ella, a su familia, a todos sus seres queridos. Sin necesidad de pedírselo, entre todos, la eligió a ella para una bendición especial. Mami yo lloramos emocionados, por suerte pude atrapar el momento en una foto, constancia de un momento de fe y amor, de milagros y lagrimas.

Después de casi 100 años, Lázaro mendigo, regresaba a casa, él no era el único; yo también regresaba a casa. No importa el tiempo lejos, dificultades o decretos, todos terminamos regresando a casa. Mas tarde o más temprano, todos regresaremos a casa, una casa enorme donde entre milagros y sueños, construiremos esa patria soñada, “Con todos y para el bien de todos”.

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¡Una Rosa sin final!

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Sin extinguirse aún los aplausos y la ovación que recibió en el Miami Dade County Auditorium, en el pasado homenaje a las hermanas Diego, apenas sin tiempo para recuperarse de la emoción, nuestra Rosa, cumple 90 años y lo celebra junto a su pueblo de un lado y otro del mar. Convocados por su arte y amor, volvemos a ser uno, los de siempre, cubanos, no importa donde estemos.

Casi un siglo de una vida dedicada por entero al arte y al amor de su público. Muchos han sido los homenajes recibidos, cada día vivido es un aplauso, un gracias por existir que su público de 3 generaciones de cubanos le entrega, consciente y seguro que cada aplauso le prolonga la risa y la alegría, la consolida como vencedora del tiempo.

Sus eternos y fieles admiradores no nos resignamos a su retiro y la reclamamos, una y otra vez, en escena. Rosita, no se hace de rogar, no puede resistirse a un pedido nuestro. Sonríe, se maquilla un poco, se arregla el pelo, vuelve a vestir de “lentejuelas y terciopelo” y sale a escena, a darlo todo; ¡A vivir!

Muchos de nosotros, tenemos madres que pasan de los 80s, las cuidamos, las tomamos del brazo al andar, queremos cuidarlas todo el tiempo. Nos parecen frágiles, delicadas, tememos una caída, ya hicieron bastante, queremos que descansen. Con Rosita, sucede lo contrario, por mas que lo intentemos, al mirarla la vemos eternamente joven, vital. Tal vez por un instante notemos su edad, pero basta un gesto, un movimiento, una palabra y Rosa, vuelve a ser la de siempre, la que admiramos desde niños. Su luz hace el milagro de borrar años, penas y dolencias. He sido testigo varias veces del milagro del amor en Rosita, lo he descrito. La he visto transformarse, aún en momentos difíciles. Rejuvenecer, brillar con toda su luz, levantarse sobre si misma y transformar el cuarto de un hospital, en uno de los tantos escenarios donde ha triunfado. No se de que extraño material se hacen las estrellas, que misteriosa esencia habita en estos seres de luz; es un misterio. Ella es un misterio, un misterio cercano y nuestro; imprescindible e indescifrable.

¡90 años! Se dice fácil, pero que difícil es intentar contar la vida de esta mujer que ha vivido entregada al arte y a su público, ¡Al amor! Entre aplausos y bravos se hace eterna, nuestra. Se burla del almanaque que se detiene asombrado y derrotado ante ella, se sienta, la aplaude, la viste de luces y eternidades. Sabe que no podría vencerla jamás y se hace su amigo, termina admirándola, siendo su cómplice.

Crecí admirándola, un día mis escritos y un amigo, me llevaron hasta ella. La he visitado muchas veces, guardo como un tesoro su emoción y sus lágrimas al escuchar mis escritos, sus besos de agradecimiento. Rosita, flor de múltiples pétalos, se regala un poco a todos los que se le acercan, desarma enemigos, gana afectos, seduce admiradores. Sabe como encantar, es un don y no una acción, su sencillez, su inocencia de niña sorprendida, su no hacer nunca mal, su sonrisa sincera y transparente, se bastan para derribar muros, calumnias e intrigas. Cuando nos acercamos a ella, quedamos, para siempre, atrapados en las redes de su magia de amor, adictos a su aliento y fuerza.

No amigos, este no será mi ultimo escrito sobre Rosita, es solo uno mas, nacido al influjo de su arte y su embrujo. Anoche, The Place of Miami, volvió a vestir de lujo su escenario con la presencia de La Fornes, amigos, artistas, familiares, nos reunimos a gritarle una vez mas, ¡Bravo Rosita! Felices de ser parte de ese amor que la mantiene vital y hermosa, eterna, entre sonrisas y aplausos, flores y piropos. Nos volveremos a encontrar con ella, a disfrutar de su luz y su hechizo, muchas veces más. Como dijo Carilda Oliver Labra;

“Aunque duran las flores solo un día
esta rosa de verso y armonía
esta Rosa Fornés es inmortal.”

¡Te esperan en la Habana y en el mundo!

un bebe y el mundo fotografia tomada de Google

Un bebe y un anciano, se encuentran en un lugar cualquiera, en un punto de llegada o de partida, en una curvatura del espacio-tiempo. Solo tienen un instante para conversar. El anciano, se mece en un sillón tranquilo, mientras el bebe juega en su cuna.

– Dime, esto de andar sin descanso 365 días ¿vale la pena? ¿Es duro? A veces siento miedo y hasta ganas de quedarme en esta cuna. Se que me esperan, es mi trabajo, pero he leído noticias que aterran, que dan ganas de no ser.

– Créeme, todo vale la pena. Hay días de alegrías, también los hay de tristeza, debes prepararte para todo. Cada año, es como la vida, ni buena ni mala, depende de cómo se viva. Dentro de 365 días, no serás el mismo, habrás crecido, madurado. En ese momento tendrás la experiencia y entonces, te llegara el retiro, así es la vida, la de todos, no solo la nuestra.

– Cuéntame de ti, saber tu historia, me preparara para hacer mi trabajo. Escuchándote sabre si nacer, vale la pena.

– No te asustes, todo vale la pena, te lo dije. No voy a hacer un balance del año, si hice bien mi labor o no, eso corresponde a otros. Te aseguro que solo podemos hacer 365 días este trabajo, ni uno mas, es muy fuerte, pero se disfruta. Hay guerras, gente huyendo, muertes, pero tambien hay alegrìas, sueños, esperanzas, niños naciendo; siempre hay un futuro, por él apostamos Hay un montón de asuntos pendientes que si en tus días se resuelven, te harán un año memorable, histórico.

Faltan sueños por realizar, allá en una Isla con forma de caimán tendido al mar, esperan mucho de ti, no te olvides de ellos, te lo agradecerán. Ya se cansaron de inventarnos nombres; invéntate tú el mejor de todos.

En mis días, ya estoy hablando como los viejos, hubo terremotos, huracanes, accidentes, tragedias. También hubo fiestas, celebraciones, alegrías y amor, mucho amor. No creo haber sido un mal año, pude ser mejor, siempre se puede. Me iré preocupado por los cambios climáticos, cada vez mas notables y que muchos se empeñan en no ver, hacen como los avestruces. Tambien hay guerras que llevan años, actos terroristas que espantan al mundo, pero la vida sigue; el amor siempre termina venciendo. Me voy sabiendo que deje sin terminar muchas tareas, no alcanzaron mis días. Un consejo; evita las guerras, una guerra, es la negación de la vida, hombres matándose y destrucción. Nuestra misión es construir, asegurar la vida, no hacer guerras, sino puedes evitarlas, que sean breves. Piensa en las lágrimas de las madres antes de decidirte por guerrear.

– Un adelanto, con tu experiencia, debes de saber algo del futuro, estaría mejor preparado, haría un mejor trabajo.

– Seria jugar sucio, todos nos hemos enfrentado a lo desconocido y hemos sabido hacer nuestro trabajo, no serás la excepción. No tengas miedo, volveremos a vernos en el “Home” o en el “Santovenia” de los años, allá vamos a parar todos. Cuando llegues, me darás la razón, se que serás un buen año.

– Créeme que tratare, sobretodo para los cubanos, cuéntame de ellos, solo los mencionaste.

– Son gente maravillosa, conócelos bien, dedícales tu tiempo, no te arrepentirás. Esperan mucho de ti, llevan años esperando, yo solo pude darles promesas, solo promesas. Regálales hechos.  Te repito, gánate el mejor nombre que pudieras tener y serás inolvidable para ellos. Son gente buena, no lo dudes, te sorprenderán con su risa y con su llanto, con su amor por su tierra y su bandera, hasta sentirás envidia de ese amor. Andan regados por el mundo, pero llevan en el pecho, un puñado de esa tierra que tanto aman. Aprende a reír con ellos y serás un buen año, la risa, es capaz de mejorarlo todo, ellos lo saben.

– Tienes razón, vale la pena nacer. Sabes, no quiero nacer en una gran ciudad, ni entre luces y estruendos, quisiera nacer entre cubanos, alumbrando e iniciando para ellos. Naceré para todos en un solar habanero, entre fichas de domino, sueños, ron y ganas de hacer. Dame un abrazo antes de irte.

– No hay tiempo, dale ya son las 12, ¡Te esperan en la Habana y en el mundo!

 

Fotografia tomada de Google.

Amor y costumbre.

fotografia tomada de GGogle

Quiero enamorarme; una pasión que me trastorne el alma y los sentidos, que me renueve y estremezca. Caminar entre las nubes, incontenible y vivo, mientras el amor hace de las suyas y me transforma.
No quiero acostumbrarme a ver un mismo rostro cada día, sin reflejarme en el brillo de sus ojos. A decir, solo con los labios, te quieros. A apurar un beso sin deseos. A abrazar sin ganas y sin fuerzas, casi por oficio.
Quiero hacer el amor con desenfreno, sin horario.
Quiero estrenarme de orgasmos y te quieros. Un amor que me confunda los horarios, que me desborde los sueños y los anhelos.
Tener, para siempre, a alguien atado al centro del deseo y la lujuria.
No quiero decir; me duele la cabeza. Volverme al otro lado, mientras digo; hoy tuve un día duro en el trabajo.

Quiero levantar, sobre mis hombros y los suyos, un hogar, donde el amor y el deseo, siempre habiten; plenos y felices, buscandose como locos má allá de la razon y el beneficio.
No quiero una casa enorme, fría, donde me pierda buscando unos brazos que me estrechen o un cuerpo que me encienda.
Tener a alguien al lado, por costumbre, es un suicidio lento del amor, una mentira.
Es como decidir morirse en vida, ser una momia de amores trasnochados. Una parálisis del amor y los sentidos, un coma absurdo, un ya no soy.

Quiero un amor que me de alas, que me lleve, volando al infinito, que vuele junto a mi y si me canso, me preste sus alas por un rato.
Un remolino de besos y de abrazos, entre suspiros y bocas sin aliento.
No quiero un peso, duro y frío, manteniéndome en tierra todo el tiempo.

No quiero reglas, por qués y conveniencias, que no se ajustan, cuando de amor se trata.
Porque al final, si de costumbre hablo, me acostumbro a mi mismo y me tolero. Me miro solitario y libre en el espejo, mientras te espero amor, a las sombras de la dicha y el deseo.

Fotografia tomadas de Google.

Una muchacha que soñaba viajar.

La muchacha de nuestra historia, recordaba que desde que tuvo uso de razón, soñaba con viajar. Siendo muy pequeña, escuchaba extasiada las historias que le contaba su abuela, una vieja que había viajado medio mundo, antes de enamorarse de su abuelo, una tarde que estaba visitando un pueblito perdido en la geografía y los recuerdos. La muchacha que soñaba con viajar, conocía de memoria, ciudades y lugares lejanos. Estaba segura de poder andar, con los ojos cerrados por sitios desconocidos. Vivir encerrada en un pueblito donde los medios de transporte eran escasos, tener que tener autorización firmada del jefe de la guardia del pueblo para poder salir y regresar, convertían su sueño de viajar por el mundo, en casi un imposible.

Ante la imposibilidad de viajar, la muchacha comenzó a escribir cartas a desconocidos, contando historias de su pueblo y su  vida. Muchos que solo la conocían por fotos leían sus cartas que se pasaban de mano en mano. En un pueblo lejano, hasta las reunieron todas y publicaron un libro. “Cartas desde un pueblo lejano”, lo llamaron, fue un éxito, su fama aumento. Sus cartas, lograban lo que ella nunca había podido hacer; viajar por todo el mundo, andar y desandar esos caminos que  aún guardaban los pasos de su abuela.

Desde que tenia uso de razón, había pasado su vida, suspirando por subirse a un camión, a un bote, a un barco o avión; viajar, conocer otros pueblos, se fue convirtiendo casi, casi en una obsesión. Una tarde la llamaron de la jefatura de policía, le entregaron su permiso para viajar, salio corriendo. No preguntó como, ni por qué. Solo tuvo tiempo de recoger su vieja máquina de escribir, con ella al hombro y una sonrisa de felicidad iluminándole el rostro, se subió al primer camión que encontró. No le importaba para donde iba, solo quería conocer otros pueblos, viajar, no importaba a donde.

Andar nuevos caminos, visitar lugares que se sabia de memoria, sin haberlos visitado fue, para la muchacha que soñaba con viajar, un regalo inesperado a pesar de años soñándolo y ansiándolo. Miraba al mundo con ojos enormes, unos ojos donde cabían todo el asombro y la sorpresa. Cuando pasaron los primeros días de estar fuera de su pueblo, la mirada de la muchacha, comenzó a perder brillo. Sus cartas, famosas por todo el mundo, se fueron haciendo cada vez mas escasas, una nostalgia enorme por su pueblito, apenas la dejaba escribir. Sus pasos al recorrer el mundo, se hicieron lentos, desganados. Su mente, antes obsesionada con viajar, solo recordaba su pueblito, sus calles sucias, sus casas a medio derrumbar o medio construir. Un día se levantó decidida; se miro en el espejo y se dijo a si misma; ¡Es hora de regresar!

La muchacha que soñaba con viajar, armó sus maletas, recogió los regalos que le habían hecho, hasta diplomas de reconocimiento. Volvió a echarse su vieja maquina de escribir al hombro. Sacó pasaje en la vieja diligencia que hacia el viaje a su pueblito natal. Llego una mañana de abril, abril es un mes especial para los regresos. Nadie la esperaba, casi todo el pueblo estaba seguro que no regresaría, que se perdería por esos caminos del mundo que su abuela un día recorrió, que olvidaría su pueblito.

Cuando regreso, fue directo a su vieja y humilde casita a un costado del pueblo, se sentó a su vieja maquina de escribir y envío a sus amigos la mas hermosa de todas las cartas que jamás se habían escrito. Mientras escribía, sinsontes y colibríes, se acercaban a su ventana, un girasol enorme, inclino sus pétalos en dirección a ella, olvidándose por un instante del sol. Cuando termino, salio al portal de su casa, el pueblo reunido, la esperaba, le preguntaron de sus viajes, sus escritos, de su regreso. Los miro y sonriendo les dijo:

– Viajar es bueno, uno aprende cosas, tiene puntos de comparación, se aprende que a pesar de sus calles viejas y rotas, de sus casas abandonadas, uno ama a su pueblo, de un modo especial, lo necesita, mas allá de romanticismos y nostalgias. Lejos de este pueblo, no puedo escribir, necesito de ustedes, de este viento y este sol para poder crear.

Una vieja, se le acerco, le dio una tacita de café recién colado. La muchacha que soñaba viajar, sintió que la esperanza renacía, su mirada adquirió un nuevo brillo, los miro a todos y les dijo:

-¿Que tal si hacemos de este pueblito un lugar mejor, que en vez de soñar con irnos y viajar, soñemos en reconstruirlo? Unamos nuestras fuerzas, logremos que un día muchos sueñen con visitar nuestro pueblito, que los que se han ido, regresen, juntos haremos el milagro!

Un aire fresco recorrió el pueblo, el jefe de la guardia del pueblo, sintió un fuerte dolor en el pecho y se inclino sobre su buró, así lo encontraron la mañana siguiente, cuando vinieron a limpiar su oficina. Empeñados en reconstruir el pueblo, nadie había notado su ausencia. La muchacha que soñaba viajar fue electa jefa de la guardia del pueblo, un nuevo cartel en la puerta de su oficina fue colocado; responsable de los sueños del pueblo.

La muchacha que un día soñara viajar, comprendió que no fue solo el amor por su abuelo, lo que decidió a su abuela, un buen día, a quedarse a vivir, para siempre, en un pueblito lejano.

Fotografia de una pintura de Fuentes Ferrin, pintor cubano, radicado en Houston, Texas.

De la seria Suitcases, Maria.

Mami, !mi novia!

Ayer, una amiga, me hablo de una canción; Mi novia, se me esta poniendo vieja, de Ricardo Arjona, me dijo, no dejes de oírla, te va a gustar. Hoy, en la mañana, la lluvia, me impidió ir al gimnasio, recordé la recomendación de mi amiga, busque la canción. Mis amigos, saben que la emoción me hizo llorar, me parecía escrita por mi y dedicada a mi mamá. Hay canciones así, que nos revuelven sentimientos y recuerdos, el alma y las lágrimas.

Es cierto que mi novia, se me esta poniendo vieja, el próximo febrero iré a celebrarle su cumpleaños 85. Cada febrero 19 doy gracias a Dios, por el regalo de tenerla a mi lado, disfruto su voz en el teléfono,  aún en la distancia, se que me piensa y me envía su energía. Los días que pasamos juntos, son todos de fiesta, una fiesta especial, diferente, nos separamos solo para dormir y a la hora del baño. No hay amigos, fiestas, ni aventuras, capaces de robarle un minuto a su tiempo, son días solo para compartirlos juntos, cada uno vale por 100 o mas. Repletamos nuestra provisión de besos y abrazos, para enfrentar el tiempo ausente. En solo 7 u 8 días, le ganamos la batalla a la distancia y las ausencias.

Recuerdo una vez que una amiga, miraba las fotos de uno de mis viajes a La Habana, de pronto me dijo; tu mama nunca anduvo de novia con tu papa, estoy segura que su noviazgo fue corto. Es como si fuera tu novia, va de tu brazo, con tanto amor y orgullo que impresiona. Es como si se desquitara de un noviazgo que no tuvo; ¡Parece tu novia, de tu brazo!

Entre ella y yo, siempre ha existido una relación especial, diría yo, que hasta extrasensorial. Hasta las enfermedades le adivinaba, cuando vivíamos juntos y la única vez que su vida estuvo en peligro, lo presentí y corrí a arrebatarla de los brazos de la muerte. Me interpuse entre ellas, retando a la muerte, diciéndole; ahora vas a tener que vértelas conmigo, bajo la cabeza y se fue con las manos vacías, mientras yo cargaba a mami hacia la vida.

Si, mi novia, se me esta poniendo vieja, lo se, como también se que basta una llamada, un beso, para que vuelva a ser eternamente joven. Mi novia, se ríe de los años, ambos sabemos que el amor hace el milagro y el amor nos sobra. Suma años, experiencias, sabiduría y afectos. Ella y yo, sumamos nuestro cariño y amor, seguros que basta su amor para sostenerme  y mis brazos, para mantenerla en la vida.

Muchos de mis amigos, sin conocerla, le envían regalos, besos, saludos. En mi último viaje me dijo; dale las gracias a todos los que preguntan por mi, a los que me mandan un beso o un cariño. Le propuse hacerle un video y que ella le diera las gracias, uno por uno, lo pondría en mi página de FaceBook, se negó. No, se nos olvidaría algún nombre y quiero que todos, sin excepción, reciban mi agradecimiento, hazlo tú, por mí, de un modo general.

Mi novia, se apoya en mi brazo al andar las calles de mi ciudad, a veces, me detengo, la beso, le pregunto; cansada? No mi hijito, sigamos caminando. A mi lado, no hay achaques, ni fatigas, recorremos la ciudad en salidas maratónicas, mientras su risa, va adornando la ciudad y mi corazón.

Si, mi novia, se me esta poniendo vieja, pero ambos sabemos que también se me esta haciendo eterna y presente cada día. El milagro del amor la sostiene y la guarda. Dios, desde las alturas, me envía señales, La Habana, me hace un guiño, ambos coinciden en su mensaje; si se esta poniendo vieja, pero tranquilo, ¡hay vieja  y novia, para rato!

¡Felicidades mamá, en el día de los padres!

Hay madres que desbordan su condición, el homenaje a ellas, no puede limitarse al Día de las madres. Madres especiales, que asumieron la función de ser madre y padre y supieron hacerlo bien, de un modo especial, único. Ayer, comprendí que el día de los padres, era también el día de muchas amigas, que habían criado y formado a sus hijos solas. Madres-padres, que en rara simbiosis, sin dejar de ser mujeres, asumieron también el rol de hombre.

Ser madre, llenar en todo el concepto de engendrar vida es, por si solo, una tarea difícil, un desafío. Algo que exige crecerse e inventarse día a día. Es un oficio que no conoce de vacaciones, retiros, ni días libres. Muchas de estas madres con mayúsculas, tuvieron a su lado a un hombre que las ayudo, cumplió su función de padre y entre los dos, la tarea, fue menos dura. Eran cuatro manos y cuatro hombros, en una tarea común. Otras con sus dos manos y sus hombros, se bastaron, sostuvieron el presente y apuntalaron el futuro.

Como clasificar, en que día enmarcar el homenaje a estas mujeres que tuvieron que y supieron ser; madres y padres a la vez, sin pedir ayuda, sin quejarse. Sosteniendo a sus hijos con la boca y como leonas enfrentándose a la vida y ganándole la batalla. Conozco a muchas, me honra en especial la amistad de dos, ambas presentes de un modo u otro en mis escritos y en mi vida. Ambas amigas entrañables e imprescindibles, mujeres maravillosas que se bastaron para criar a sus hijos, fusión de madre y padre, prueba palpable que bastan las ganas y las fuerzas, para vencer.

Ayer, mientras enviaba saludos a mis amigos, pensé en estas amigas, comprendí que este, el día de los padres, era también su día. Mientras algunas mujeres, incluso con un hombre al lado, fueron incapaces de jugar su rol y formar sus hijos, guiarlos, estas madres-padres, se bastaron solas. Sus hijos, son hoy hombres y mujeres y ellas lo siguen guiando, su mano firme, los sostiene, su palabra exacta los alienta, su caricia precisa, los enriquece.

¿Como decirles el 3er domingo de junio, gracias mamá o felicidades papá? Tal vez tengamos que crear otro día, un día especial para ellas? No, sabemos que no, todos los días, en sus hijos que crecen, reciben su mejor homenaje. Ellas, tienen conciencia de su labor, estoy seguro que al mirar hacia atrás, asombradas, se dirán a si mismas, ¿como pude? Ellas, saben la repuesta, son dueñas de todas las respuestas que el amor puede dar.

Mientras daba forma a este escrito, se lo envíe a un amigo, quería su opinión, solo me dijo; me hiciste llorar, ayer llame a mi mama y la felicite! El no es el único de mis amigos que ha tenido una madre-padre, es uno de los tantos que agradece su vida y su triunfo a las garras y dientes de una mamá, que luchó con todo para hacerlo un hombre. ¡Felicidades mamá, en el dia de los padres!

Regalos para mamá!

Cada año al acercarse el día de las madres, muchos pensamos cual será el mejor regalo para mama. En ocasiones recorremos tiendas, buscando algo especial, no importa el precio, nuestro objetivo es deslumbrarla con un regalo. Nos perdemos en la búsqueda de algo material, cuando realmente, el mejor regalo para nuestras madres, somos cada uno de nosotros, nuestro cariño, nuestro contar a diario con ellas. No necesitan mas, solo tenernos. Para toda madre, el mejor regalo es el cariño de sus hijos, mirarse en sus ojos y descubrir en ellos, todo el amor del mundo.

Cuando publique, Regalos de La Habana, una amiga, que el azar y abril hicieron que nuestros caminos se cruzaran, me dijo; De parte tuya ¡Que mejor regalo que la compañía de un hijo! Es cierto, aunque no dejo de llevar maletas cargadas de regalos, se, que para ella, tenerme a su lado es, el mejor y el único regalo que su felicidad necesita. Para cada madre, sus hijos son un regalo, un autoregalo que gestó en su interior y fue modelando día a día, con su esfuerzo y amor.

La profesión de madre, se aprende sobre la marcha, no vinimos al mundo con un libro de indicaciones. Cada madre, tuvo que improvisar, día a día. Guiadas por el amor y su natural inteligencia, dieron, dan siempre, lo mejor de ellas. Dueñas de la magia de curar dolores con besos, penas con caricias, angustias con palabras, son, entre otras cosas, una luz de esperanza en nuestras vidas. Ella, nos guían siempre hacia el bien, allanando el camino, haciendo caminos para nosotros. Como me dijo Mi amiga diferente; las madres, son como un velo, que nos protegen de todo mal.

Yo, propondría cambiar el día de las madres, por, todo el tiempo de las madres. No nos basta un día para homenajearlas, no es suficiente un regalo especial al año o una postal. Termina el segundo domingo de mayo y nos quedamos con las ganas de seguirlas mimando, de seguir regalándoles un día especial. Emigrar, nos da algunos privilegios; cada día que estoy junto a mi madre, se convierte en un día de las madres y así, tenemos 15 o mas días de celebraciones al año. Convertimos cada día juntos, en una fiesta, celebramos todos los días festivos del año, en especial, el día de las madres, que siempre me lleva a su lado, como el mejor y más necesario regalo mutuo. Los días que pasamos juntos, reúnen navidades, día de las madres, cumpleaños, fin de año, en un coctel de fiestas y alegrías, que bebemos sorbo a sorbo y nos dura hasta el próximo encuentro.

Allá, en La Habana, mi madre, junto a otras, detiene el tiempo en su sonrisa, mira fotos, revive recuerdos, acaricia objetos y lugares que conocen de mi. Se inventa un mundo donde no existen ausencias ni lagrimas. Un mundo nuestro, pequeñito y mágico, donde ella y yo, andamos del brazo. Su risa y su voz sin edad, tejen historias y dibujan sueños, nos mantienen unidos. Tiene la rara virtud de convertir el día de las madres en mi día, comenzamos a celebrarlo uno o dos días antes y la celebración, termina con el último beso antes de partir al aeropuerto.

No, realmente mami, no necesita una maleta cargada de regalos. Sus manos se aferran con fuerza a las mías, intentando quedarse,  para siempre, con mi huella en su piel. Tal vez este año, le haga una broma y entre a la casa con una cinta de colores al cuello y un cartel en el pecho que diga, Felicidades, mientras mi sobrino baja las maletas del auto. Imagino su risa inmensa, iluminando la casa.

Ya termine de preparar las maletas para mi próximo viaje a La Habana. En ellas, montones de regalos para mami, cada viaje se convierte en algo paradójico y complejo. El mas importante de todos los regalos, carga las maletas, extiende los brazos en la distancia y grita; espérenme pronto, ya casi nos vemos! Desde La Habana, meciéndose en su sillón, sus ojos brillan, miran a la distancia, pretendiendo adivinarme y sus labios responden; Te espero siempre!

Despedidas.

Emigrar, nos sumerge en un mundo de holas y adioses.  Hemos vivido y sufrido despedidas,  aún nos quedan por vivir muchas más. Llevamos con nosotros la maldición del  eterno adiós. Nosotros, que vivimos entre bienvenidas y despedidas, holas y adiós, sabemos muy bien el significado de separarnos de un ser querido, aunque sea por breve tiempo.

Ver a dos personas desgarrarse en un adiós, siempre nos conmueve, estremece recuerdos y vivencias. Saber de despedidas, nos hace solidarios con los que se despiden, nos hace comprenderlos y conmovernos. Nadie sabe mejor que nosotros el dolor de decir adiós, de retener en el recuerdo a seres queridos.

Hace un par de días, vi despedirse a dos muchachos, dos amantes, un fuerte abrazo y un beso que se resistía a terminar, hizo volver a muchos la cabeza, no falto algún gesto de desagrado, como si su condición de gays, les negara el derecho a despedirse, a decirse adiós libremente. Cuando uno de ellos abordo el avión, el otro, con lagrimas en los ojos se sentó a mirar el avión. Pretendía adivinar a su amigo en su asiento, decirle de nuevo adiós, aunque no podía verlo, mirar fijo al avión, los acercaba, alargaba en cierto sentido el momento de la despedida. Cuando el avión despego, lo siguió en la distancia, se paso la mano por los ojos y se fue. La tristeza, el dolor, el amor y los adioses, desconocen de fobias y frustraciones, no entienden de cara serias e incomprensiones, son como los besos, libres, desconocedores de condenas y mentes estrechas.

Entre las caras de disgusto, los gestos desaprobatorios y el amor que emanaba del adiós de los dos muchachos, me quede, para siempre, con el amor. Mis amigos, saben que siempre apuesto por el amor. Créanme, no recuerdo los rostros de los que se molestaron por esa expresión de amor, solo recuerdo los rostros tristes y enamorados de los muchachos al despedirse, sus miradas que se negaban a dejarse ver, su querer retenerse uno al otro a pesar de la conciencia del adiós inevitable.

Muchos que son incapaces de condenar el mal, de ayudar a alguien si cae, de dar una mano en el momentos justo. Esos que no tienen tiempo para dedicar a hacer de este, nuestro mundo, un sitio mejor, son incapaces de conmoverse ante una expresión de amor. Ante un hecho que debería conmoverlos y hacerlos aplaudir el amor, prefieren contraer el rostro y hacer un gesto de negación con la cabeza; niegan el amor, que no conoce de reglas, prohibiciones, ni incomprensiones.

La emoción solidaria con estos muchachos, me impidió reaccionar y pedirles permiso para hacerles una foto que me sirviera para el escrito que ya daba vueltas en mi mente, se que no se hubieran negado. Es mejor así, tienen el rostro de cualquiera que ame, de cualquiera que su amor se eleve por encima de tabúes y absurdos, tienen el rostro de la esperanza y de un mundo mejor, el rostro de los que aman sin temores, con la certeza que el amor, todo lo puede y vence!

Fotografia tomada de la pagina WHOF.