Luisito, un muchacho en venta.

la maleta, serie de fotografias de Kevin Slack
Luisito, siempre cuido mucho su físico, le gustaba el gimnasio y a pesar de las escaseces que existían, se las arreglaba para hacer dietas y tratar de comer sano. Era un muchacho muy bien parecido. Siempre tenia varias muchachas tratando de conquistarlo, ninguna lo atraía. Desde que se mudo de un pueblito perdido en el mapa en el centro de la Isla, para estudiar en la Universidad, siempre andaba solo y pensaba en sus estudios. Las muchachas trataban de conquistarlo, en la beca lo invitaban a salir, él solo decía; tengo que estudiar o voy saliendo para el gimnasio.

Un día, Luisito, pensó que tenía fiebre, fue el mismo día que Tony, el muchacho nuevo en el aula y él se encontraron. Cuando Tony y Luisito coincidieron a la entrada del aula, se quedaron mirándose. A Tony, se le cayeron los libros y Luisito dio un traspié que por poco se rompe la cabeza contra la pared. No se atrevían a hablarse, sentían ese miedo extraño de que las palabras pudieran traicionarlos. Se evadían uno al otro, se sentaban en extremos opuestos del aula. Tony, siempre sacaba una foto de su novia y la ponía en el pupitre, como si fuera la estampa de un santo o virgen que pudiera protegerlo de las urgencias que a la vista de Luisito se despertaban en él.

Lusito, se despertó 2 ó 3 veces soñando con Tony.
– ¿Qué coño es esto? ¡Soñando con un hombre!
Fue hasta el bebedero del albergue, tomo agua, se echó un poco por la cara y regreso a su litera. Esto no le gustaba, algo andaba mal.

Una mañana, se encontró con Tony en el albergue de la beca, ¿que hará este aquí? pensó, lo escucho conversar con una muchacha.
– La amiga que me daba albergue en su casa, se junto con un tipo y me di cuenta que molestaba, soy de Pinar del Río, hable con la vicedecana y me dieron la beca.
– ¡Pinareño! Este debe ser de los que dejaron la concretera dentro del cine, pensó Luisito, mientras se reía.

Los días pasaron, una noche, mientras estudiaba solo, en su cuarto, aprovechando que todos habían salido, Tony entro al cuarto.
– Disculpa que te moleste, pero ayer falte a clases, ¿puedes prestarme tus notas?
Luisito, le dio la libreta sin mirarlo, tenia miedo de perderse en esos ojos negros.
– ¿Te molesta si me siento aquí y apunto lo necesario para estar al día mañana?
Luis, negó con la cabeza y le hizo espacio en la litera. Paso, lo que tenia que pasar, ni perjuicios, temores, ni fotos de novias pudieron evitarlo; Luisito y Tony, dejaron a las ganas hacer, fueron dos tigres en una lucha nueva y desconocida, pero que ambos disfrutaron a plenitud.

Con los días, la necesidad de estar juntos se hizo mas intensa. Aprovechaban cualquier momento para dar rienda suelta a sus deseos. Estar juntos, se les hizo necesario y urgente. La inexperiencia, lo intenso de ese sentimiento raro y nuevo para ellos que los unía, los hizo descuidarse. Una tarde, los sorprendieron besándose. Los llamaron al local de reuniones, les entregaron su carta de expulsión, sin una explicación, sin un por qué. Salieron juntos, recogieron sus cosas en la beca y se sentaron en un banco del parque.
– ¿Que hacemos ahora?
– Ni idea Luisito, solo se que estar juntos es lo que importa. No podría perderte ahora, todo perdería el poco sentido que le queda sin ti.
Luisito, recostó la cabeza de Tony en su hombro.
– Tranquilo nene, nada ni nadie podrá separarnos. Tenemos que quedarnos en La Habana, es el único modo de seguir juntos. Tengo un amigo, un poco loco, pero buena gente, se que nos ayudara hasta que encontremos una solución.

Luisito llamó por teléfono a su amigo.
– Joaquín, necesito verte, nos botaron de la Universidad a Tony, el muchacho que te conté y a mi, no se que hacer.
– Vengan para acá, mi apartamento tiene dos cuartos, aquí podrán quedarse por un tiempo. No se desesperen, todo tiene solución, menos la muerte.

Llegaron al apartamento de Joaquín, muy confortable y bien amueblado. Los recibió sonriente, abrazo a Luisito.
– Y tú debes ser Tony, él me hablo mucho de ti, hacen una linda pareja. No se preocupen, yo los ayudare a encaminarse en “la capital”, yo también soy guajiro como ustedes, soy del pueblo de Luisito, de allá nos conocemos. No hay mal que por bien no venga, solo Dios sabe si esto que hoy parece una desgracia, es para un bien mañana.

Cuando estaban solos en el cuarto, Tony le pregunto a Luis.
– ¿Joaquín trabaja en alguna firma o embajada? Este apartamento parece de película, todo es nuevo y lujoso, hasta la comida del refrigerador es de la Shopping.
– No Tony, Joaquín no trabaja, un día, como a nosotros, lo botaron de la Universidad. Ahora tiene amantes de ambos sexos que lo mantienen.
– ¡Jinetero!
– No le gusta que lo llamen así. El dice que esto es un trabajo como otro cualquiera, que para algo tienen que servirle los dones físicos que Dios le dio. Dice que unos explotan su fuerza física, otros su inteligencia y el vive gracias a su físico, me cuenta que no es fácil, pero se vive bien.
– Yo no podría, de solo pensarlo me dan ganas de vomitar, no podría acostarme con alguien por dinero.
– Joaquín, se vio solo en La Habana, esa fue la vía que encontró para sobrevivir, ni tú, ni yo somos quienes para juzgarlo. Es mi hermano y lo quiero y punto.

Esa noche, la primera que dormían juntos, no hicieron el amor, demasiadas emociones. Durmieron abrazados, como si tenerse el uno al otro, bastara para alejar desgracias y malos ratos, para ser felices.

Una mañana que Tony había salido a trabajar, Joaquín le dijo a Luisito.
– Ven, siéntate, tenemos que hablar de negocios.
– ¿Negocios? Pero si yo no tengo ni un kilo, sino fuera por ti, Tony y yo estuviéramos durmiendo en la terminal de ómnibus.
– Tranquilo, digamos más bien que voy a proponerte un trabajo. ¿Recuerdas a María, la española que vino a recogerme anoche? Me dijo que lucias muy bien y que parecías serio. Quiere presentarte a una amiga de ella que esta buscando compañía para pasarla bien mientras esta aquí por negocios. La tipa tiene un baro que pa’ que.
– Sabes que no tengo ni donde caerme muerto, pero no se si podría, déjame digerirlo y te digo después, por favor, ni una palabra a Tony, él no lo entendería.

Esa noche, Luisito durmió mal, la idea de venderse, no le hacia mucha gracia, pero no encontraba trabajo. Tony, trabajando de camarero en una paladar ganaba muy poco, con eso no bastaba para alquilar un cuarto y mantenerse. Miraba a Tony dormido, indefenso, a pesar de ser solo 2 años mayor que él, se sentía responsable de su suerte. No quería perderlo, tampoco quería verlo pasando trabajo.

A la mañana siguiente, Lusito le dijo a Joaquín.
– Voy a intentarlo, aunque sea por un tiempo y después me salgo, dile a la amiga tuya que si, coordina todo y déjame saber. Discreción Joako, si Tony se entera se sentirá muy mal y yo me moriría de vergüenza.
– Tranquilo, le diré que vas a trabajar de camarero en una fiesta. Te prestare unas ropas mías, tenemos mas o menos el mismo cuerpo. Somos unos cuerpones, je, je, je.

Luisito llego pasadas las 3 de la mañana, fue directo al baño, demoro más de lo habitual. El agua y el jabón, no bastan para quitarse manchas del alma. Se sentó desnudo en el inodoro, sin valor para salir y darle la cara a Tony. La tipa, le había pagado bien, 500 dólares, le dio el dinero a Joaquín para que se lo guardara, solo le enseñaría 50 a Tony, para que no sospechara. Se dibujo una sonrisa fingida y salía del baño. Tony, lo esperaba despierto en la cama.
– ¿Cómo te fue?
– Mira nene, 50 dólares. Ojala me contraten para otras fiestas, pronto podremos alquilar algo y quien sabe, tal vez comprarnos un apartamentito o un cuarto.
– Estas ojeroso macho, ven acuéstate, te ves raro, como extenuado.
Luisito, se acostó de espaldas a Tony, no quería que lo viera llorar.

Los supuestos contratos de Luisito para trabajar de camarero en fiestas, aumentaron. Una noche Joaquín le dijo.
– Hay un tipo que esta interesado en ti, esta dispuesto a pagar lo que sea. Dice que no regresa a Suiza, sin acostarse contigo aunque sea una vez. Te ha visto un par de veces con mujeres y lo tienes loco.
– ¡Con un hombre! No, no podría, seria como engañar a Tony.
– Esto es trabajo Luisi, y del bueno, ese tipo te va a pagar por una vez, mas de lo que te pagan todas esas mujeres. Piénsalo bien, con un tipo así no te hará falta nadie mas, podrías dedicarte solo a él. No viene muy seguido, es un hombre de negocios muy rico.
-No Joako, no. Si se entera Tony me dejaría y prefiero morirme de hambre que perderlo.
– El no tiene porque enterarse, si sabes hacer bien las cosas. Hay muchas parejas que viven de un tipo o una tipa extranjera, es trabajo, Luisi, ¡trabajo!

Luis, tardó una semana en decidirse. Termino aceptando, hay mundos que son como una tela de araña, los tocas y te atrapan, no puedes zafarte de ellos.

El suizo, era súper esplendido, en 3 días saliendo con él, había reunido mas dinero que en todo un mes. Las dos primeras noches, solo se dejo tocar y robar algún beso, la tercera tuvo que ir a la cama con él. Le costo trabajo reaccionar, pero su juventud y vitalidad lo ayudaron.

Por suerte los negocios del tipo lo obligaron a viajar antes de lo previsto. Le dejo una buena cantidad de dinero a Luisito.
– No quiero que te falte nada y ve pensando en irte conmigo un día, no te quiero para unos días, te quiero conmigo a tiempo completo.
Luisito, fingió una sonrisa de alegría, mientras lo despedía.

Llego a la casa como un zombie, Tony estaba acostado, lo despertó hicieron el amor desenfrenadamente con furia. Como si desatando todo su deseo pudiera limpiarse de las horas en venta, de ponerse un precio.

Luisito seguía saliendo con algunas mujeres. Joaquín le aconsejo no dejar sus clientas, hasta estar bien seguro del suizo. Siempre le decía a Tony que iba a trabajar en alguna fiesta, cuando regresaba le daba 50 ó 60 dólares.
– Guárdalos para reunir pa’ tener lo nuestro le decía.
Si Tony descubría la cantidad que había reunido en tan poco tiempo, sospecharía, haría preguntas y terminaría descubriendo todo.

Una tarde, Joaquín le dijo a Luisito.
– El suizo esta aquí, acaba de llegar, quiere verte, me llamo al celular, Tony estaba delante y embaraje para que no se diera cuenta de nada, te espera esta noche en el Meliá Habana.
Luisito se dejo caer en el sofá, de nuevo el suizo aquí, pensó. No sabía si podría soportarlo, ni como terminaría eso.

El tipo se le aparecio con un montón de regalos y una propuesta.
– Toma este dinero y saca el pasaporte lo antes posible. Cuando lo tengas iremos a la embajada para que te den la visa. Cuando estés en Suiza, nos casaremos, te daré una vida de rey, la que tú te mereces.
– Suave, suave que yo tengo familia y esto de irse hay que pensarlo muy bien, dame un tiempo para conocernos más.
Al tipo la actitud de Luis, le gusto, le sonó desinteresado. En un país donde muchos buscan desesperadamente como irse a cualquier precio, este muchacho le pedía tiempo, eso le agrado.
– Tomate el tiempo que necesites, creo que conocerte ha sido una suerte, tienes la belleza de un dios griego y la inocencia de un chico del campo. Te advierto, no desistiré; te quiero conmigo en Suiza.

Una noche el suizo invito a Luisito a comer a una paladar famosa en La Habana. Esa era la primera noche que Tony trabajaba ahí, no le había dicho nada para darle la sorpresa de llegar con una buena propina. La sorpresa fue enorme para ambos, cuando se vieron frente a frente y Luisito con el suizo al lado. Tony, los atendió cortes y profesionalmente. Luisito, apenas probo bocado. El suizo, dejo una buena propina que se quedo en la mesa hasta que el viento se la llevo, alguien la recogió sin saber su origen y maldición.

Cuando Tony llego al apartamento, Luisito, lo esperaba en el cuarto.
– Déjame explicarte nene, es algo que algún día tenias que saber. Ese tipo es muy rico, quiere llevarme para Suiza, me haría ciudadano enseguida y después te sacaría a ti. Viviremos muy bien nene, sin preocupaciones, cómodamente.
– Coño Luisito, parece que no me conoces. A mi no me importan viajes, ni el dinero, pertenezco al grupo de; contigo, pan y cebolla. Hubiera sido feliz contigo en un cuartucho de la Habana vieja o juntos en mi pueblito o en el tuyo. Si tú estas en venta Luis, ¡yo no! Lo que propones es una bajeza, vete para donde quieras y vive la vida que quieras, mi amor, no esta en venta. No hay suficiente oro en el mundo para comprarme Luis, yo no valgo un puñado de dólares o un reloj caro. Me regreso a mi pueblo, con mis padres, trabajare en lo que sea.
Tony, comenzó a recoger sus cosas, mientras Luisito, llorando le suplicaba que se quedara.
– Quédate nene, no te vayas, esto lo hice por ti, si te molesta mando todo al carajo y me quedo contigo.
– Es tarde Luis, no podría volver a besarte sabiendo que tus labios tienen precio, no podría, ni quiero, aunque me vaya la vida en esta decisión. Esto parece una película vieja, pero es real y muy duro para mí. Cojones Luis, ¿Quien piensas que soy? Donde esta el muchacho puro y tierno que conocí, ¿En que oscuro rincón te me perdiste macho? Ni yo nací para chulo, ni para mantenido, mucho menos para compartir al hombre que amo.

Tony recogió sus cosas, tomo el dinero reunido de las supuestas fiestas en que Luis trabajo y lo dejo en la cama.
– Tómalo, eso es tuyo. Sigue vendiéndote Luis, yo prefiero sembrar tabaco en Pinar que compartirte por dinero.

Tony se fue, sin que las lágrimas y los gritos de Luisito pudieran detenerlo. Un mes después, Luisito, con unas cuantas libras de menos subía al avión que lo llevaría a Suiza, a consumar la venta que el mismo inicio un día. En el bolsillo del saco, descolorida por lágrimas y arrugada de tanto apretarla, la foto de Tony lo acompañaba.

Fotografia cortesia de Kevin Slack, de su album, La maleta.