¡Chusmería!

He leído muchas veces, refiriéndose a  personas de “clase baja”, llamarlos; la chusma. En esa palabra queda clasificado un grupo de personas, sin educación, ni instrucción, hasta despreciables. Juntarse con la chusma, podría ser en algunos lugares, un pecado mortal.

Cuba, una islita, donde todo es posible, el concepto de chusma y chusmería, cambia su sentido, se cubaniza, como todo lo que se atreva a convivir con cubanos. La chusma, puede encontrarse donde quiera, no es exclusivo de clases bajas ni de personas semianalfabetas. Podemos encontrarnos un medico especialista de 2do grado muy circunspecto y profesional, capaz de darle un escándalo a cualquiera, como diríamos nosotros, “botarse para el solar”. Podemos asistir muy finos y clásicos a una función del Lago de los Cisnes y en el intermedio mientras conversamos, escuchar una frase o expresión, digna de soltarse en plena bronca callejera o en una de aquellas “pilotos” donde vendían cerveza.

Siempre recuerdo a un amigo que decía; yo soy como De la gran escena de lo culto a lo popular! Hay muchas personas, entre las que me incluyo, que pueden sorprender a cualquiera con una expresión de autentica chusmería, es como una pincelada que sirve para redondear una explicación. Siempre recuerdo un día en el trabajo, uno de esos días terribles, que a la salida, una persona me pregunta; como estuvo el día? La mire fijo y en un arranque le dije de PINGA! no hacia falta decir mas. Con esa palabra me ahorre una hora de explicaciones, así de sencillo.

También a veces, en el exilio, utilizamos expresiones que antes no nos atrevíamos, no es una licencia por estar lejos de nuestra Isla, es un intento de reafirmar nuestra cubanía, traernos el solar habanero hasta Miami, ayuda a vencer distancias y ausencias. Un “no entiendo ni malanga” cubaniza el día y el ambiente, alivia tensiones.

Esto de las chusmería tiene sus matices, hay personas que han estudiado y hasta han adquirido cierto barniz, pero basta un contratiempo y se ponen la chancleta, no pueden evitarlo. Hasta pretenden pasar por finas y educadas, pero tienen unas caras y expresiones que les traicionan, no pueden evitarlo, es como si la chusmeria, la llevaran en los genes. Pueden emigrar, mejorar económicamente, pero “el solar”, sigue con ellos, compartiendo el día a día, no los abandona nunca.

Cuando trabajé en Guanabacoa como profesor y después como director de escuela, una maestra me contó que una vez su hermana invito a unos compañeros de trabajo a almorzar. Pidió a toda la familia comportarse correctamente, los invitados eran gentes muy importantes y muy finas, nada de groserías ni chusmerias mientras durara la visita. Después de almuerzo, mientras tomaban el café en el portal, paso un grupo de gente corriendo y gritando, persiguiendo a un rescabucheador. Los invitados finos y distinguidos, se sumaron al grupo que corría gritando; ataja, párate descaraó y otras palabrotas. Como dirían en Cuba, aquí el que no tiene de congo, tiene de carabalí.

Una vez leí que una cubanita recién llegada, trabajando en una factoría, se quejaba del exceso de trabajo y refiriéndose al jefe, decía; este se cree que yo soy la Madre Teresa de Cancún! Se nos ocurren cada cosas!

La vulgaridad, no es sinónimo de cubanía, no hay que gritar que bola acere! Para tratar de ser mas cubanos, tampoco hablar a gritos y soltar palabrotas. Somos muchos, los que somos cubanos ciento por ciento y no somos asi. En ocasiones, usamos una frase o una palabra, en un intento de reafirmar que aún viviendo a 90 millas o más de nuestra isla, no olvidamos raíces ni orígenes, pero sin ser vulgares, sin incorporarnos del todo a esa chusmería  que a veces al escucharla en su plenitud, nos contrae, nos tensa. Tampoco hay que alejarse de “la chusma”, como dirían algunos, entre ellos dispuestos a dar un escándalo a cualquiera, a soltar una sonora palabrota, coexisten personas con gran corazón, seres humanos con grandes valores que no escogieron ser así y después terminaron cogiendole el gusto, disfrutándolo. Somos así, nosotros, los cubanos, un ajiaco donde cabe todo, de lo culto a lo popular!

Menos mal que termine haciendo las paces con la chusma, sino, capaz que me dieran una arrastrá por toda Hialeah, que le iba a gustar a todo el mundo, menos a mi!